Itinerario Temático del Centenario de las Apariciones de Fátima - 4° Ciclo




Compartimos las Oraciones que se utilizaron en el Itinerario para los peregrinos al Santuario de la Virgen de Fátima, para poder rezarlas a manera de preparación al Centenario de las Apariciones de Nuestra Señora de Fátima.


Envueltos en el amor de Dios por el mundo

Cuarto ciclo del itinerario temático del Centenario de las Apariciones de Fátima, en el ano pastoral 2013-2014

El cuarto año del septenario conmemorativo del Centenario de las Apariciones de Fátima evoca la aparición de julio de la Virgen Madre, en 1917, centrándose en la actitud creyente del amor.


V. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
R. Amén.

En Cova de Iría, el 13 de mayo de 1917, tres niños de 7, 9 y 10 años de edad recibieron la visita de la Virgen María, revestida de la Luz de Dios. Tal como prometiera, Nuestra Señora les apareció nuevamente al mes siguiente y, después, nuevamente el 13 de julio de 1917, después de rezar el rosario con otras personas que estaban presentes.

En esta tercera aparición,  Nuestra Señora dijo a los Pastorcitos:

Decid muchas veces, en especial siempre que hagáis algún sacrificio: Oh Jesús, es por Vuestro amor, por la conversión de los pecadores y en reparación por los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María.

Aquel 13 de julio de 1917, Nuestra Señora habló a los tres niños pero, a través de ellos y de su simplicidad de niños, habló a toda la humanidad. ¿A dónde va mi corazón y mi inteligencia cuando escucho las palabras de Nuestra Señora como dirigidas a mi y a mis circunstancias?


1. ¿QUÉ QUIERE DE MI? – PREGUNTÓ LUCÍA A NUESTRA SEÑORA.

Con Jesús, contemplo el amor de Dios por la humanidad

Pienso en los diversos momentos de la vida de Jesús: comienzo por la expectativa que los judíos vivían en relación a la llegada del Mesías; continúo, a partir de su nacimiento, recorriendo cada encuentro de Jesús con hombres y mujeres de su tiempo; me identifico con la experiencia humana de los que se encontraron con Jesús en los caminos de la vida (ansiosos, ciegos y cojos, sordos y paralíticos, impacientes y poseídos, etc.) y medito en la abundancia del amor que Cristo Jesús transmite siempre. Y dejo sobrevenir la pregunta: “¿Qué es lo que Dios quiere de mi?”.

Mientras, voy rezando, con el pensamiento y corazón, algunos versículos del Salmo 138.
Salmo 138, 1-18.23-24

Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.
No ha llegado la palabra a mi lengua,
y ya, señor, te la sabes toda.
Me envuelves por doquier,
me cubres con tu mano.
¿A dónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;
si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
tu diestra llegará hasta mi.
Si digo: “Que al menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga noche en torno a mí”,
ni la tiniebla es oscura para ti,
la noche es clara como el día.


2. CONTINÚEN REZANDO EL ROSARIO TODOS LOS DÍAS – DIJO NUESTRA SEÑORA.

Acepto entrar en la “escuela” de Nuestra Señora y me dejo enseñar

Recuerdo el texto de las Memorias de la Hermana Lucía referentes al día 13 de julio de 1917:

Continúen rezando el rosario todos los días, en honor de Nuestra Señora del Rosario, para obtener la paz del mundo y el fin de la guerra, porque solo Ella les ayudará (...) Sacrificaros, por los pecadores y decid muchas veces, en especial siempre que hagáis algún sacrificio: 
Oh Jesús, es por Vuestro amor, por la conversión de los pecadores y en reparación por los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María (...).

– Visteis el infierno, a donde van las almas de los pobre pecadores; para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a Mi Inmaculado Corazón. Si hacen lo que Yo os diga, se salvarán muchas almas y tendrán paz.

Cuando recéis el rosario, decid, después de cada misterio:
Oh Dios mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno; lleva a todas las almas al cielo, especialmente a las más necesitadas.

Fijo mi mirada en la Imagen de Nuestra Señora, reflexiono sobre el texto de la Hermana Lucía que acabé de leer y, en silencio, evalúo mi capacidad de amar gratuitamente.

Después rezo a la Madre del Cielo:

Acordaos, oh piadosísima Virgen María,
que nunca se oyó decir
que alguno de aquellos que han recurrido a vuestra protección,
implorado vuestra asistencia,
y reclamado vuestro socorro,
fue por Ti desamparado.
Animado yo, pues, de igual confianza,
a Ti, Virgen entre todas singular,
como la Madre recurro, de Ti me ayudo y,
gimiendo bajo el peso de mis pecados,
me postro a Tus pies.
No desprecies mis súplicas,
oh Madre del Hijo de Dios humanado,
mas dígnate oír propicia
y de alcanzarme lo que Te ruego. Amén.


3. DIOS QUIERE ESTABLECER EN EL MUNDO LA DEVOCIÓN A MI INMACULADO CORAZÓN.

Amar es darse y darse es cruz

Reflexiono acerca de las razones por las cuales yo aún aceptaría hoy hacer sacrificios.

El Inmaculado Corazón de la Madre del Cielo hace percibir la más radical dimensión del amor de Dios, su misericordia. En el corazón de María suenan las palabras con las que Dios, a través del Ángel, la llamó y las palabras con las que María dijo “si” al proyecto de Dios; suenan las palabras con las que creyó y con las que fue fiel; suenan las palabras con las que manifestó su confianza en Dios, las palabras con las que acompañó la cruz de su Hijo y las palabras con las que testimonió su resurrección.

Recogerse junto al Corazón de María y dejarse enseñar por él es descubrir los secretos de la divina
misericordia. Con la Madre del Cielo se aprende mucho mejor cómo es posible amar siempre a Jesús.


4. SI HACEN LO QUE YO OS DIGO, SE SALVARÁN MUCHAS ALMAS Y TENDRÁN PAZ. SE SIGUIÓ UN INSTANTE DE SILENCIO Y PREGUNTÉ: ¿NO QUIERE NADA MAS DE MI? ME RESPONDIÓ: NO. HOY NO QUIERO NADA MÁS.

Lo que yo pido a la Madre del Cielo y lo que la Madre del Cielo me pide.

Voy reflexionando: La Madre del Cielo susurra a cada uno de nosotros que el cielo es nuestra vocación y que el cielo se hace disponible (como en la Anunciación); se hace caridad y amor (como en la Visitación); se hace acogimiento (como en el nacimiento de Jesús); se hace entrega (como en el cuidado y comunión con el Proyecto del reino de Jesús); se hace proximidad (identificándose con sus discípulos); se hace presencia en los dolores (como en la pasión) y se hace alegría (como en la
Resurrección y en Pentecostés).

Con el corazón en paz, si me siento llamado a la celebración sacramental del perdón de Dios, me
desplazo a la Capilla de la Reconciliación donde puedo experimentar sentirme acogido por Jesús y envuelto en el amor de Dios.

Después, pues, rezo las veces que quiera:

Oh Jesús, es por Vuestro amor, por la conversión de los pecadores y en reparación por los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María.


Extractos tomados de:
http://www.fatima.pt/es/pages/cuarto-ciclo

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