Santísima Trinidad: 3° Parte - La existencia de Dios demostrada por medio de las cosas creadas



Por el P. Ignacio Garro, S.J.
SEMINARIO ARQUIDIOCESANO DE AREQUIPA


B. POSIBILIDAD DE DEMOSTRAR LA EXISTENCIA DE DIOS CON LA SOLA LUZ DE LA RAZÓN NATURAL, SEGÚN LA REVELACIÓN

TESIS 2°. "La existencia de Dios puede ser demostrada con certeza a la luz de la razón natural, por medio de las cosas creadas"

1. Explicación 

Una cosa es "conocer" con certeza la existencia de Dios y otra cosa es   "demostrarla". De hecho, nuestra inteligencia puede conocer y de hecho conoce los primeros principios del conocer, por ejemplo, es imposible que una cosa exista y no exista a la vez (principio de contradicción). Conocemos por medio de los sentidos y entendemos con la razón.

"Demostrar" es clarificar una verdad y probarla por medio de un razonamiento riguroso, partiendo de principios más conocidos. No es por tanto, conocer por vía de intuición, de afecto o de necesidad apriorística del sujeto.

Hay dos clases de demostración: "a priori" y "a posteriori". Demostración  "a priori", aquella que a partir de un conocimiento mayor de la causa, llegamos al conocimiento de los efectos. Demostración "a posteriori", aquella que a partir de los efectos que conocemos llegamos a la causa que lo produce. Esta tesis se refiere a la demostración "a posteriori", según da a entender el enunciado de la tesis "por medio de las cosas creadas".

Esta demostración que va de los efectos a las causas se llama argumento de "causalidad", que dice así: “Todo efecto tiene su causa”. Este principio tiene valor ontológico, es decir, existe realmente en las cosas. Es tan evidente, que se resuelve fácilmente en los primeros principios de nuestra mente, (ayudados por los principios de identidad y de contradicción) pues, dado un ente que tenga caracteres de efecto (participado o contingente), el entendimiento humano ve allí implícita la exigencia de una causa.

Esta argumentación es verdaderamente científica, aunque no equiparable en evidencia a la demostración científica de las matemáticas, sino con la evidencia que corresponde a los argumentos filosóficos por los que se prueba la existencia de la causa por sus efectos.

La tesis afirma lo que se deduce de la Revelación acerca de esta materia, es decir, que el hombre, con las solas fuerzas de su razón natural, además de poder conocer con certeza la existencia de Dios, puede también demostrarla "a posteriori", a partir de las cosas creadas, mediante un proceso de raciocinio verdaderamente científico.


2. Magisterio de la Iglesia

Pío IX: “El razonamiento puede probar con certeza la existencia de Dios, la espiritualidad del alma y la libertad del hombre. La fe es posterior a la revelación y, por tanto, para probar la existencia de Dios contra el seguidor del naturalismo y fatalismo no puede alegarse convenientemente”. Proposiciones 2 y 4 suscritas por A. Bonnety.

Pío X, Encíclica "Pascendi", dice: "Profeso que Dios, principio y fin de todas las cosas, puede ser ciertamente conocido y, por tanto, también demostrado, como la causa por sus efectos, por la luz natural de la razón mediante las cosas que han sido hechas, es decir, por las obras visibles de la creación".


3. Adversarios

Fideistas y Tradicionalistas: Niegan el principio de causalidad sea efecto para demostrar la existencia de Dios, si no se le añade algún elemento externo. Sostienen que el hombre, para conocer la existencia de Dios y otras verdades religiosas de orden natural, precisa la revelación, o la tradición, o el magisterio familiar o social.

Ontologistas: Afirman que el objeto inmediato y directo de nuestra percepción es el mismo ser divino, en el cual vemos y conocemos todas las demás realidades. Afirman que la existencia de Dios no puede demostrarse con demostración mediata o "a posteriori", sino que ponen la idea de Dios como fundamento de toda verdad y certeza.


4. Sagrada Escritura

Rom 1, 18, s.s. Son los mismos textos de la tesis 1ª. Argumento: En estos textos de S. Pablo, se llaman "vanos, necios, inexcusables" los hombres que, a partir de las obras creadas como efectos de la divinidad, no pudieron, mediante el raciocinio, llegar a conocer a su Causa y Autor: DIOS. Ahora bien, llegar por las obras al conocimiento de su Hacedor y por los efectos (un mundo hermoso y grandioso) llegar a su Causa, es en esencia la demostración "a posteriori".


5. Argumento teológico

Los argumentos por los que se prueba que la razón humana puede llegar a "demostrar" la existencia de Dios, son teológicos. En efecto, la sola razón, por sus propias fuerzas, llega a conocer, a través de los efectos, la causa y, en concreto, a través del mundo llega al conocimiento de la existencia de Dios, proceso que consiste la demostración "a posteriori".

Sto. Tomás demuestra racionalmente la existencia de Dios por medio de las cinco vías, o caminos:

1ª. Por la existencia del movimiento

"El movimiento del universo exige un Primer Motor inmóvil, que es precisamente Dios". Sus palabras son éstas: “Es innegable y consta por el testimonio de los sentidos que en el mundo hay cosas que se mueven. Ahora bien, todo lo que se mueve es movido por otro, ya que nada se mueve más que en cuanto está en potencia respecto a aquello para lo que se mueve. En cambio, mover requiere estar en acto, ya que mover no es otra cosa que hacer pasar de la potencia al acto, y esto no puede hacerlo más que lo que está en acto, a la  manera como lo caliente en acto: el fuego, hace que un leño, que está caliente sólo en potencia, pase a estar caliente en acto”.

Ahora bien: no es posible que una misma cosa esté, a la vez, en acto y en potencia respecto a lo mismo, sino respecto a cosas diversas; y así, lo que es caliente en acto no puede estar caliente en potencia para ese mismo grado de calor, sino para otro grado más alto, o sea, que en potencia está a la vez frío. Es, pues, imposible que una misma cosa  sea a la vez y del mismo modo motor y móvil, o que se mueva a sí mismo. Hay que concluir, por consiguiente, que todo lo que se mueve es movido por otro. Pero si este otro es, a su vez, movido por un tercero, este tercero necesitará otro que lo mueva a él, y éste al otro, y así sucesivamente. Mas no se puede  proceder indefinidamente en esa serie de motores, porque no habrá ningún primer motor y, por consiguiente, no habría motor alguno, pues los motores intermedios no mueven más que en virtud del movimiento que reciben del primero, lo mismo que un bastón nada mueve si no lo impulsa la mano del hombre. Es necesario, por consiguiente, llegar a un Primer Motor que no sea movido por nadie, y éste es lo que todos entendemos por Dios”.

2ª. Por la causalidad eficiente

"Las causas eficientes segundas reclaman necesariamente la existencia de una Primera Causa Eficiente a la que llamamos Dios". Este es su argumento: “Hallamos que en el mundo de los sensible hay un orden determinado entre las causas eficientes; pero no hallamos ni es posible hallar que alguna cosa sea su propia causa, pues en tal caso habría de ser anterior a sí misma, y esto es imposible. Ahora bien: tampoco se puede prologar indefinidamente la serie de causas eficientes, porque, en todas las causas eficientes subordinadas, la primera es causa de la intermedia y ésta es causa de la última, sean pocas o muchas las intermedias. Y dado que, suprimida una causa, se suprime su efecto, si no existiese entre las causas eficientes una que sea la primera, tampoco existiría la última ni la intermedia. Si, pues, se prolongase indefinidamente la serie de causas eficientes, no habría causa eficiente primera, y, por lo tanto, ni efecto último ni causa eficiente intermedia, cosa falsa a todas luces. Por consiguiente, es necesario que exista una Causa Eficiente Primera, a la que llamamos Dios”.

3ª. Por la contingencia de los seres

"La contingencia de las cosas del mundo nos lleva con toda certeza al conocimiento de la existencia de un Ser Necesario que existe por sí mismo, al que llamamos Dios". Este es el razonamiento: “Hallamos en la naturaleza cosas que pueden existir o no existir, pues vemos seres que se engendran o producen y seres que mueren o se destruyen, y, por tanto, tienen posibilidad de existir o de no existir.. Ahora bien: es imposible que los seres de tal condición hayan existido siempre, ya que lo que tiene posibilidad de no ser hubo un tiempo en que de hecho no existió. Si, pues, todas las cosas existentes tuvieran la posibilidad de no ser, hubo un tiempo que ninguna cosa existió de hecho. Pero, si esto fuera verdad, tampoco ahora existiría cosa alguna, porque lo que no existe no empieza a existir más que en virtud de lo que ya existe, y, por tanto, si nada existía, fue imposible que empezara a existir alguna cosa, y, en consecuencia, ahora no existiría nada, cosa evidentemente falsa”.

“Por consiguiente, no todos los seres son meramente posibles o contingentes, sino que forzosamente ha de haber entre los seres alguno que sea necesario. Pero una de dos: este ser necesario o tiene la razón de su necesidad en sí mismo o no la tiene. Si su necesidad depende de otro, como no es posible admitir una serie indefinida de cosas necesarias cuya necesidad dependa de otras, según hemos visto al tratar de las causas eficientes, es forzoso llegar a un Ser que exista necesariamente por sí mismo, o sea, que no tenga fuera de sí la causa de su existencia necesaria, sino que sea causa de la necesidad de los demás. Y a este Ser absolutamente necesario lo llamamos Dios”.

4ª. Por los diferentes grados de perfección

“Existe algo que es para todas las cosas existentes causa de su ser, de su bondad y de todas sus demás perfecciones. Y ese Ser perfectísimo, causa de todas las perfecciones, lo llamamos Dios”. Este es su argumento: “Vemos en los seres que unos son más o menos buenos, verdaderos y nobles que otros, y lo mismo sucede con las diversas cualidades. Pero el más y el menos se atribuye a las cosas según su diversa proximidad a lo máximo, y por esto se dice que una cosa está tanto más caliente cuanto más se aproxima al máximo calor. Por tanto, ha de existir algo que sea verdaderísimo, nobilísimo, óptimo, y, por ello, ente o ser supremo; pues, como dice el Filósofo, lo que es verdad máxima es máxima entidad. Ahora bien, lo máximo en cualquier género es causa de todo lo que en aquél género existe, y así el fuego, que tiene el máximo calor, es causa del calor de todo lo caliente. Existe, por consiguiente, algo que es para todas las cosas existentes causa de su ser, de su bondad, y de todas sus demás perfecciones. Y ese Ser perfectísimo, causa de todas las perfecciones, lo llamamos Dios”.

5ª. Por la finalidad y el orden del universo

Sto. Tomás dice: "La quinta vía se toma del gobierno del mundo. Vemos, en efecto, que cosas que carecen de conocimiento, como los cuerpos naturales, obran por un fin, lo que se comprueba observando que siempre, o la mayor parte de las veces, obran de la misma manera para conseguir lo que más les conviene; de donde se deduce que no van a su fin por casualidad, o al acaso, sino obrando de modo intencionado. Ahora bien, es evidente que lo que carece de conocimiento no tiende a un fin si no lo dirige alguien que entienda y conozca, a la manera como el arquero dispara la flecha hacia el blanco. Luego existe un ser inteligente que dirige todas las cosas naturales a su fin, y a este ser le llamamos Dios".


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Agradecemos al P. Ignacio Garro, S.J. por su colaboración.
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