Pregón de Nochebuena




El mundo había llamado a Dios, 
pidiéndole respuestas
desde un silencio atronador: “Ven”.
Ven que no siempre sabemos cuidarnos, querernos, acogernos.
Ven, que demasiadas veces el egoísmo nos ha alejado a unos de otros.
Ven, que nos falta tu luz cuando caminamos en sombras
Ven, que sin ti andamos un poco huérfanos

Y Dios respondió. 
Esa noche, en Belén, se juntaron muchos caminos.
A una cuadra, fuera de la posada y del refugio 
llegó una pareja joven. 
Ella había dicho “Hágase”, sin dudar ante la llamada de Dios. 
Él se había fiado de un sueño. 
Llegaron también unos sabios de Oriente, que buscaban respuestas. 
Y unos pastores que acababan de ver trocada la soledad en fiesta. 

Y allí, donde confluían compromiso, confianza, 
afán de saber y necesidad, 
justo allí 
se hizo carne el Amor. 
Se hizo vida la Promesa. 
Se hizo historia Dios.

No seamos nosotros de los que se quedan lejos, 
indiferentes o ajenos al misterio. 
No seamos como el rey de corazón de piedra, 
encerrado en su palacio 
ni como los habitantes de la aldea 
que ignoran que a su puerta ha llamado el salvador del mundo.

Seamos, más bien, nuevos profetas del Misterio.
Dios ya es, para siempre, el Dios-con-Nosotros,
y hoy, en esta noche Santa, 
nos juntamos para cantarlo. Es la hora.






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