Historia de la Devoción al Corazón de Jesús en el Perú - 20° Parte: Labor de la Compañía de Jesús - Consagración de las diócesis y de las familias



+P. Rubén Vargas Ugarte S.J.

7. LABOR DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS

7.1. CONSAGRACIÓN DE LAS DIÓCESIS Y DE LAS FAMILIAS

Ya nos referimos en otro capítulo a la consagración de la diócesis de Chachapoyas al Divino Corazón. No fue la única, a ella se siguieron otras. Cronológicamente le corresponde a Arequipa el segundo lugar. Gobernaba aquella diócesis Mons. Juan Ambrosio Huerta, uno de los prelados más insignes que ha tenido el Perú en el siglo XIX y muy devoto del Sagrado Corazón. El 30 de agosto de 1881 decretó, a pedido de uno y otro clero, el secular y regular y de numerosos fieles, la consagración de su diócesis a ese Divino Corazón. La ceremonia tuvo lugar poco después en la Catedral y se renovó en todas las parroquias. A Arequipa siguió el Cusco. El 5 de mayo de 1887 el Cabildo Eclesiástico pasó una nota al Vicario Capitular, Mons. Gamboa, pidiendo la consagración de la diócesis al Corazón Sagrado. Los Superiores de las Órdenes Religiosas establecidas en el Cusco: Franciscanos y Mercedarios reforzaron la petición. El 26 de junio de dicho año, la vieja catedral cusqueña vistió sus mejores galas y un numeroso gentío llenó sus naves. Se hallaron presentes no sólo las comunidades sino también las autoridades civiles con el Prefecto del Departamento a la cabeza y los Vocales de la Corte. Aquel mismo día, en la tarde, se sacó en procesión el Santísimo en la forma en que se hace el día del Corpus.

En otras ciudades, aun cuando no fueran sedes episcopales, la consagración también tuvo lugar. En Huaraz, el celoso presbítero Fidel Olivas Escudero, más tarde dignísimo Obispo de Ayacucho, fue el promotor de este acto al cual respondieron todos los elementos de la ciudad. En 1890 y, por iniciativa del Apostolado de la Oración, se promovió en todo el mundo la consagración de las familias al Sagrado Corazón. El movimiento se extendió a todos los países y por este medio se celebró el segundo centenario de Santa Margarita María. Al año siguiente se conmemoraba el tercer centenario de la muerte de San Luis Gonzaga, el celestial Patrono de la Juventud y uno de los santos más amantes del Corazón Divino. Se pensó entonces promover la consagración de los niños al mismo Corazón y en todas partes se inició una campaña en este sentido. Ambos movimientos repercutieron en el Perú y así las familias como los niños respondieron a esta invitación. Fueron los Padre de la Compañía los que más fomento dieron a estas piadosas prácticas, como vamos a ver.



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