El peligro de las riquezas

El P. Adolfo Franco S.J. nos comparte su reflexión del evangelio del domingo 31, "El Señor nos advierte una vez más del peligro de las riquezas." Acceda AQUÍ.

Historia de la Devoción al Corazón de Jesús en el Perú - 21° Parte: Labor de la Compañía de Jesús - Primer Período

Continuamos presentando la labor de la Compañía de Jesús en la difusión del Sagrado Corazón de Jesús registrado por el +P. Rubén Vargas Ugarte S.J., en esta oportunidad se muestra el inicio de la difusión al retorno de los jesuitas luego de su expulsión y donde destaca el papel del P. Antonio Garcés S.J. Acceda AQUÍ.

Ofrecimiento Diario - Orando con el Papa Francisco en el mes de AGOSTO 2016

Compartimos las intenciones del Papa Francisco para el mes de agosto, que encomienda al Apostolado de la Oración y que nos invita a unirnos en oración con él a través de la Red Mundial de Oración. Continuamos acompañando con los comentarios del P. Enrique Rodríguez S.J. Secretario Nacional del AO, sobre la Exhortación Apostólica Post Sinodal sobre el Amor en la Familia. Acceda AQUÍ.

Cristología II - 14° Parte: Jesucristo Redentor - El Siervo de Yahvé

El P. Ignacio Garro S.J. continúa presentando el tema sobre Jesucristo Redentor, en esta oportunidad sobre el Siervo de Yahvé, haciendo énfasis en su misión, sufrimiento, figura y valor. Acceda AQUÍ.

Historia de la Salvación: 19° Parte - Los Profetas de Judá I

El P. Ignacio Garro, S.J. inicia la presentación de los Profetas del Reino de Judá, y en esta oportunidad nos muestra la figura del profeta Isaías, así como de los otros profetas que tienen sus escritos en el libro de este profeta. Acceda AQUÍ.

El peligro de las riquezas



P. Adolfo Franco, S.J.

Lucas 12, 13-21

El Señor nos advierte una vez más del peligro de las riquezas.


Jesús nos da una vez más una severa lección sobre las riquezas, contándonos una parábola. La del rico que tiene una gran cosecha y se llena de satisfacción por la enorme acumulación de riquezas, que ya ni tiene dónde guardarlas.

Jesús utiliza en esta narración varias frases muy claras y alguna bastante dura: Guárdense de toda avaricia, porque la vida no queda asegurada por nuestras riquezas. Y al rico lleno de placer por sus riquezas le dice ¡insensato!

Las riquezas pueden pervertir al ser humano. Eso es claro. Por conseguir riquezas hay gente en nuestro mundo que se dedica al narcotráfico, a la venta de armas, al negocio de la prostitución. Hay gente que por conseguir dinero se enriquece con los bienes del Estado, gente que engaña, que estafa, que es capaz de asesinar por obtener dinero. En fin la diversidad de modalidades de enriquecimiento ilícito son tantas, que no se puede ni intentar enumerarlas todas. Pero hay que ir más allá en nuestra reflexión. Un cristiano debe ir más allá, porque se trata en esta enseñanza del Señor de algo más; es demasiado claro que el dinero obtenido ilícitamente, es una riqueza malvada que hace perverso al hombre.

¿Pero qué decir de las riquezas obtenidas lícitamente? En la parábola que cuenta el Señor, el hacendado que es juzgado tan duramente, no ha obtenido sus riquezas por medios ilícitos; simplemente se goza de la superabundancia de su cosecha y está pensando en ampliar sus graneros, y anticipa la buena vida que ahora se podrá dar. ¿Es que la riqueza en sí misma es mala? La respuesta es clara: la riqueza en sí misma no es mala; lo malo es su uso. Pero aún así no se resuelve todo el problema de la riqueza.

La riqueza no es mala, pero puede convertirse en veneno para el corazón humano. Puede hacer avaro a un ser, o lo puede hacer materialista, sensual, egoísta. La riqueza puede manchar el corazón. La riqueza es atractiva y seductora y puede acaparar el corazón del hombre; hay que decirlo: nuestro corazón tiende a dejarse seducir por la riqueza. La riqueza puede ocupar el corazón humano. Podemos amar las cosas, la abundancia, el lujo, el despilfarro. Podemos amar las cosas, los objetos, la riqueza, en el verdadero sentido de la palabra amar. Estas cosas nos producen un atractivo y pueden seducir nuestro corazón. Y un corazón ocupado por las riquezas, es un corazón donde Dios no cabe. Desde que Jesús nació en un pesebre nos está indicando que El no puede nacer en nuestros corazones llenos de riqueza.

Y tampoco es cuestión de cantidad de riquezas; también el que tiene poco puede permitir que eso poco ocupe su corazón. Por eso el Señor en las bienaventuranzas nos habla de “pobreza de espíritu”. Es el corazón, lo que hay que vaciar de toda clase de riqueza, ser completamente libre y despegado de todas las cosas.

Y para que esta libertad del corazón sea posible no hay más remedio que emprender el camino del desprendimiento. El ideal del cristiano con respecto a las riquezas debería ser: no tener en el corazón ninguna riqueza, ningún deseo material; y fuera del corazón, en la vida corriente tener sólo lo que Dios quiere que tengamos, dada nuestra naturaleza humana; esa naturaleza humana tal como está creada por Dios tiene necesidad de algunas cosas materiales y no es posible dejarlas. Se trataría de tener sólo eso.

Ese es el ideal cristiano con respecto a las riquezas. Puede parecer una utopía, o puede parecer una meta que solo es posible para determinados escogidos, que deciden vivir perpetuamente en el sacrificio. Y no es así. Jesús en este párrafo dice una frase, que arriba he repetido: no se tiene asegurada la vida con las riquezas. O sea que hay que desenganchar esos dos términos que con frecuencia unimos: riqueza y bienestar de la vida. La calidad de vida no tiene que ver con la riqueza material. Y con frecuencia la riqueza material más bien obstaculiza la calidad de vida.

Cuando el Señor entra plenamente en la vida, y le dejamos entrar, nos trae un gran regalo; y es regalo de verdad: el deseo de la pobreza total. Esa pobreza produce una felicidad diferente de toda otra aparente felicidad. Es una felicidad que podríamos calificar de sustancial: la felicidad de la paz, de la libertad de espíritu, y de la intimidad con el Señor. Porque entonces El encuentra el corazón vacío de toda materialidad y entra plenamente a ocupar el corazón del que ha hecho esa purificación interior.



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Agradecemos al P. Adolfo Franco, S.J. por su colaboración.

Para otras reflexiones del P. Adolfo acceda AQUÍ.






Historia de la Devoción al Corazón de Jesús en el Perú - 21° Parte: Labor de la Compañía de Jesús - Primer Período



+P. Rubén Vargas Ugarte S.J.

7. LABOR DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS

7.2. PRIMER PERÍODO

La Compañía de Jesús expulsada de todos estos dominios de América en el año 1767 no volvió a ellos sino medio siglo más tarde. El Perú fue, tal vez, uno de los países en donde más se ansiaba su vuelta, pero circunstancias diversas retrasaron este momento y sólo en el año 1871 arribaron a nuestras playas los hijo de Ignacio. El Arzobispo de Berito y Administrador Apostólico de Huánuco D. Teodoro del Valle, aprovechando su presencia en Roma con motivo del Concilio Ecuménico Vaticano, los pidió a nuestro P. General P. Pedro Becks, para su seminario diocesano. De allí, que salvo un Padre y un Hermano Coadjutor, que permanecieron en Lima, los demás, teniendo a la cabeza al P. Francisco Javier Hernáez, pasaron a Huánuco. En su viaje se detuvieron en Tarma donde dieron una provechosísima misión de tres semanas, despertando en todo el vecindario el deseo de tenerlos de asiento. Otro tanto sucedió en Cerro de Pasco.

Llegados a Huánuco, aun cuando su principal ocupación había de ser el Seminario, ejercitaron los ministerios propios de su Institución en la Iglesia de la Merced. Aquí fue donde el P. Antonio Garcés echó los cimientos de la devoción al Corazón de Jesús y en donde se instaló el primer centro del Apostolado de la Oración en todo el Perú. De Huánuco irradió su acción a otras poblaciones vecinas, como Jauja, donde dieron también misión los Padres y luego a Huancayo. De manera, que antes de establecerse en Lima y abrir un Colegio, cosa que no se realizó hasta el año 1878, la Devoción al Corazón de Jesús se propagó por su medio en el centro de la República. Todavía puede admirarse en Huánuco, en la citada Iglesia de la Merced, la capilla que el Apostolado dedicó al Sagrado Corazón, donde recibe los obsequios de los fieles una devota imagen traída, según parece, de Quito.

Estos fueron los preliminares. Después de la fecha citada, o sea el año 1878, el Apostolado de la Oración y la Comunión Reparadora empiezan a extenderse por el Perú y a producir frutos admirables. Podemos distinguir en su desenvolvimiento tres etapas: primero, del año 1878 o 1879 al año 1898, en que fallece su primer Director el P. Antonio Garcés; segundo, de dicho año 1898 hasta la aparición de El Mensajero del Corazón de Jesús, en el año 1945 y, tercero, desde esta fecha hasta nuestros días. En este tiempo se han sucedido como Directores Nacionales de la obra, los PP. Antonio Garcés, José Cano y Benito Jaro, para hablar únicamente de los que ya dejaron este mundo. El primer período fue el de siembra, pero, a decir verdad, fue quizá el de su mayor florecimiento, por la expansión adquirida por la obra; en el segundo se afirmó su desarrollo y ya en el tercero la aparición de la Revista ha contribuido a dar a conocer la obra aún en lugares muy distantes del territorio nacional.

El Apostolado, establecido en primer lugar en Huánuco, se propagó a otras ciudades como Tarma, Jauja, Cerro de Pasco y Lima. El alma de esta obra fue en los primeros tiempos el P. Antonio Garcés, el cual no omitió medio alguno para extenderla y establecerla en todo el Perú. Le ayudaron en esta tarea los PP. de la Compañía, que en aquellos tiempos, sólo se habían establecido en Lima y en Arequipa, pues la casa de Huánuco tuvo vida efímera y la hubieron de abandonar los jesuitas, por la oposición hecha por el Gobierno. El P. Garcés, en más de una ocasión salió él mismo fuera de Lima a establecer el Apostolado en las provincias y en Ica, Huacho, Barranca, Huaraz, etc., se crearon centros del Apostolado. De haber proseguido en esta campaña es posible que en casi todas las ciudades de alguna importancia se habría establecido.

El Mensajero del Corazón de Jesús que vino a aparecer bastantes años después, vino a suplir la actividad del Director General y de los Directores Diocesanos, pero hay que confesar que era más eficaz la palabra hablada que la escrita.

Casi desde los primeros años de su establecimiento en Lima los PP. de la Compañía empezaron a hacer oficio de Capellanes en la Iglesia de San Pedro, que antes lo había sido del Colegio Máximo, pero sólo a partir del año 1878 y, debido en buena parte a su proximidad al templo, se instalaron puede decirse en él. Al siguiente año, con motivo de la salida de los PP. De Huánuco, el P. Antonio Garcés, vino a Lima y se consagró a propagar la devoción al Corazón Divino, de la cal fue incansable Apóstol (1) Fundó en San Pedro el Apostolado de la Oración y desde entonces se hizo costumbre celebrar el mes de junio, la Novena y Fiesta del Sagrado Corazón, procurando hacerlo cada vez con más solemnidad y mayor concurso de fieles. El Padre procuró que la misma festividad se celebrase en otras Iglesias de la ciudad y en el vecino puerto del Callao. En el año 1888, el Centenario de las Apariciones a Santa Margarita María, excitó el celo de las Celadoras y las estimuló a dar mayor relieve a estos cultos. En el siguiente año se hizo en el Perú lo que venía haciéndose en otras partes, a saber, fomentar la consagración de las familias al Sagrado Corazón. Partió de Lima el movimiento, pero a sus ecos respondieron otras ciudades del Perú, como Arequipa, Ica, Cajamarca, Cusco, Huancayo, Trujillo y Huánuco. El número de las familias consagradas pasó a 25,000 y aun los Cabildos Eclesiásticos, los Seminarios y las Comunidades Religiosas se adhirieron al movimiento. En Lima, aquel año en el mes de junio hubo un recrecimiento de fervor y las comuniones que se distribuyeron pasaron de 12,000.

En el siguiente año no decayó el entusiasmo. En el Cusco, gracias a la actividad del Director diocesano, Pbro. Manuel A. Cáceres, se consagraron al Sagrado Corazón 50 nuevas Celadoras y en las poblaciones del Callejón de Huaylas, el fervoroso Director diocesano, Pbro. Fidel Olivas Escudero, hizo que prendiese este fuego sagrado y en Huaraz, Yungay, Caraz y Carhuaz, el fruto obtenido fue copioso. No iremos reseñando lo hecho año tras año, pero no es posible pasar en silencio lo ocurrido en el año 1894 con motivo de la beatificación de Margarita María y del estreno de su altar en San Pedro. El 25 de octubre se celebró su fiesta y en ella recibieron la Primera Comunión unas 30 niñas y pasaron de 1500 las de los fieles. El P. Garcés, sabedor de que Jesús es amigo de los niños, se esforzó siempre por difundir esta devoción en los Colegios, de modo que en el año 1894 eran 29 los que se habían consagrado al Corazón de Jesús sólo en la ciudad de Lima. En el Cusco, donde ya los socios del Apostolado se acercaban a los 3,000, se celebraba también la fiesta con gran esplendor y el Seminario, por iniciativa de su Rector, el Pbro. Fernando Pacheco, se consagró también al Sagrado Corazón.

Así en este año como en los siguientes, muchas poblaciones, a las cuales había extendido su celo el P. Director, Antonio Garcés, no se quedaron atrás. En el Callao, el digno Párroco de la Matriz, Narciso Alvarado, promovió el Apostolado e hizo que se formasen nuevos coros de socias; en Tarma, en Cañete, en Chupaca, en Supe, en Huancayo, en San Vicente y San Luis de Cañete, en Barranca y en Pisco, donde el Apostolado se fundó en 1896, se esforzaron los socios y socias por honrar a Jesús en su mes y en su fiesta. La ciudad de Ica merece especial mención por el celo que desplegó a este intento su cura, el Pbro. Felipe Lainez.

Por desdicha, en el año 1898 y por el mes de febrero, caía el esforzado atleta de Cristo, el P. Antonio Garcés. Su muerte fue muy sentida, sobre todo en Lima en donde se había prodigado por el bien de los demás. Las escuelas y Colegios de los barrios extremos, las cárceles y los Hospitales habían sido testigos de su apostolado y, por doquiera, inflamó a todos en el amor al Corazón Deífico. Él había arrojado la semilla y otros recogerían el fruto. Entre los propagadores de esta devoción el P. Garcés merece, sin duda, el primer lugar.


(1) El P. Garcés era natural de Riobamba (Ecuador) y vino al Perú entre los primeros, en el año 1871. Después de algunos años de permanencia en Huánuco, en donde fue profesor en el Seminario, vino a Lima y en esta ciudad se dedicó por entero al bien de las almas. Su memoria perdurará entre los buenos.



Acceda AQUÍ a las anteriores publicaciones.





Ofrecimiento Diario - Orando con el Papa Francisco en el mes de AGOSTO 2016

APOSTOLADO DE LA ORACIÓN
INTENCIONES PARA EL MES DE AGOSTO


Ofrecimiento Diario

Dios, Padre nuestro, yo te ofrezco toda mi jornada: mis oraciones, pensamientos, afectos y deseos, palabras, obras, alegrías y sufrimientos en unión con el Corazón de tu Hijo Jesucristo que sigue ofreciéndose a Ti en la Eucaristía para la salvación del mundo.

El Espíritu Santo, que condujo a Jesús, me guíe y sea mi fuerza en este día para que pueda ser testigo de tu amor.

Con María, la madre del Señor y de la Iglesia, pido especialmente por las intenciones del Papa para este mes:




Universal: Fraternidad en el Deporte
Para que el deporte fomente el encuentro fraternal entre los pueblos y contribuya a la paz en el mundo.



Por la Evangelización: Vivir el Evangelio
Para que los cristianos vivan la exigencia del Evangelio dando testimonio de fe, honestidad y amor al prójimo.



VIDEO DEL PAPA FRANCISCO EXPLICANDO 
SUS INTENCIONES DE ORACIÓN PARA AGOSTO




ORACIÓN

Dios Padre,
todos tus hijos son llamados, en su diversidad a colaborar en la construcción de un mundo mejor.
No solamente a través de la política y la economía, sino también en momentos de encuentro y diversión.
En los grandes eventos deportivos, se crea un ejemplo de comunión y compartir, un signo de que es posible construir la paz.
También pido para que mi vida sea un testimonio coherente de mi fe, en actitudes de honestidad y amor al prójimo.

Padre nuestro; Ave María y Gloria...


PROPÓSITOS PARA ESTE MES:

  • Vivir los momentos de deporte y diversión como oportunidad de una convivencia sana y de respeto a la diferencia.
  • Ver, en mi vida, la falta de coherencia con mi fe e intentar cambiar mis actitudes.
  • Dedicar este mes una atención especial a la honestidad con los demás, con las instituciones, con mi país y sus leyes, etc.

Fuente: CLICK TO PRAY


LA ALEGRÍA DEL AMOR
Continuación

7. "REFORZAR LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS”

El séptimo capítulo esta todo dedicado a la educación de los hijos: su formación ética, el valor de la sanción como estímulo, el paciente realismo, la educación sexual, la transmisión de la fe y más en general, la vida familiar como contexto educativo. Es interesante la sabiduría práctica que transparenta en cada párrafo y sobre todo la atención a la gradualidad y a los pequeños pasos "que puedan ser comprendidos, aceptados y valorados".

Hay un párrafo particularmente significativo y pedagógicamente fundamental en el cual Francisco afirma claramente que "la obsesión no es educativa, y no se puede tener un control de todas las situaciones por las que podría llegar a pasar un hijo (...) Si un padre está obsesionado por saber dónde está su hijo y por controlar todos sus movimientos, sólo buscará dominar su espacio.De ese modo no lo educará, no lo fortalecerá, no lo preparará para enfrentar los desafíos. Lo que interesa sobre todo es generar en el hijo, con mucho amor, procesos de maduración de su libertad, de capacitación, de crecimiento integral, de cultivo de la auténtica autonomía".

Notable es la sección dedicada a la educación sexual titulada muy expresivamente: "Sí a la educación sexual". Se sostiene su necesidad y se nos pregunta "si nuestras instituciones educativas han asumido este desafío (...) en una época en que se tiene de a banalizar y a empobrecer la sexualidad". Ella debe realizarse "en el cuadro de una educación al amor, a la recíproca donación". Se pone en guardia de la expresión "sexo seguro", porque transmite "una actitud negativa hacia la finalidad procreativa natural de la sexualidad, como si un posible hijo fuera un enemigo del cual hay que protegerse. Así se promueve la agresividad narcisista en lugar de la acogida".

8. "ACOMPAÑAR, DISCERNIR E INTEGRAR LA FRAGILIDAD"

El capítulo octavo constituye una invitación a la misericordia y al discernimiento pastoral frente a situaciones que no responden plenamente a aquello que el Señor propone. El Papa que escribe usa tres verbos muy importantes: "acompañar, discernir e integrar" que son fundamentales para afrontar situaciones de fragilidad, complejas o irregulares. Entonces el papa presenta la necesaria gradualidad en la pastoral, la importancia del discernimiento, las normas y circunstancias atenuantes en el discernimiento pastoral y en fin, aquella que él define la "lógica de la misericordia pastoral".

(Continuará en el mes de septiembre)


REUNIÓN EN QUITO - ECUADOR

Los directores nacionales del AO y Movimiento Eucarístico Juvenil (MEJ) de América Latina se reunieron en Quito para trabajar la Recreación del AO/MEJ como Red Mundial de Oración deñ Papa. La información entregada en las hojas de los meses de enero a abril es muy importante. Puede solicitarse a la dirección electrónica.

SOBRE NUEVO LOGO

Los miembros del Apostolado de la Oración nos identificamos desde enero de este año, como Red Mundial de Oración del Papa. En el nuevo logo se mantiene el símbolo del Corazón de Jesús, ahora sobre el globo terráqueo según el continente al que pertenece la sede. En nuestro caso, América del Sur, incluyendo el nombre del país. Junto con los recursos abajo indicados son un claro indicativo de lo que el Santo Padre espera de nosotros.


INVITACIÓN

¿Quieres unirte a la Red Mundial de Oración del Papa? 

Basta un clic.
Click To Pray permite rezar con tu smartphone (iOS y Android) o PC en cualquier momento del día.
Baja la aplicación en:
Cada Primer Viernes en YouTube, se puede buscar "El video del Papa".

Se pueden comunicar con al AO a través del correo:

apostolado.oracion.peru@gmail.com

También le invitamos a participar con el Apostolado de la Oración de la Misa dominical de 11:00 AM en la Parroquia de San Pedro y a acompañarnos en las reuniones semanales a las 12:00 M en el claustro de la parroquia, todos los domingos. 

Asimismo, invitamos a la Misa de los primeros viernes de cada mes en Honor al Sagrado Corazón de Jesús, a las 7:30 PM en San Pedro.

El Apostolado de la Oración es antes que nada hacernos interiormente disponibles a la misión de Cristo. Esta disponibilidad tiene como su fuente y modelo a Jesucristo entregado a nosotros y por nosotros, que se nos hace presente continuamente en la Eucaristía. Recibir su vida nos lleva, en reconocimiento, a ofrecer diariamente nuestra propia vida al Padre.

APOSTOLADO DE LA ORACIÓN - PERÚ
Apartado 387 - Lima 100 - Perú
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Telf. 4270266

Para conocer más acerca del Apostolado de la Oración y sus actividades acceda AQUÍ

Algunos pensamientos de San Ignacio de Loyola




“El hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor, y mediante esto salvar su ánima; y las otras cosas sobre la haz de la tierra son criadas para el hombre, y para que le ayuden en la prosecución del fin para que es criado” (Ejercicios Espirituales, N.23)

“Piense cada uno que tanto se aprovechará en todas cosas espirituales, cuanto saliere de su propio amor, querer e interés” (EE. 189)

“Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento, y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer; vos me lo disteis, a vos, Señor, lo torno; todo es vuestro, disponed a toda vuestra voluntad, dadme vuestro amor y gracia, que ésta me basta” (EE. 234)

“Depuesto todo juicio, debemos tener ánimo aparejado (preparado) y pronto para obedecer en todo a la vera esposa de Cristo nuestro Señor, que es la nuestra santa madre Iglesia jerárquica” (EE. 353)

“Debemos siempre tener, para en todo acertar, que lo blanco que yo veo, creer que es negro, si la Iglesia jerárquica así la determina; creyendo que entre Cristo nuestro Señor, esposo, y la Iglesia, su esposa, es el mismo espíritu que nos gobierna y rige para la salud de nuestros almas” (EE. 365)

Cristología II - 14° Parte: Jesucristo Redentor - El Siervo de Yahvé



P. Ignacio Garro, S.J.
SEMINARIO ARQUIDIOCESANO DE AREQUIPA


5. JESUCRISTO REDENTOR. ÚNICO MEDIADOR - SU MISIÓN REDENTORA: PROFETA, SACERDOTE Y REY

5.3. LA FIGURA DEL SIERVO DE YAHVÉ 

El personaje literario del Siervo de Yahvé se describe en los cuatro cánticos del Libro de Isaías, 42, 1-7; 49, 1-9; 50, 4-9; 52, 13 - 53, 1-12. Este conjunto de cuatro cánticos del Siervo de Yahvé ha tenido diversas interpretaciones. Una fundamentalmente individual mesiánica; la otra la interpretación colectiva, que identifica al siervo como el pueblo de Israel, como el "resto" del pueblo elegido. Nosotros sin entrar en detalles de discusión, mencionaremos los indicios que parecen demostrar los sólidos fundamentos de la interpretación individual. Y este individuo es Cristo, el Verbo divino encarnado que en su naturaleza humana padece los sufrimientos de la pasión y muerte y se ofrece al Padre como víctima propiciatoria en favor de los hombres. La forma como lo describe, su humildad, fortaleza, delicadeza, lo cuadra perfectamente con Cristo. El siervo tiene a su cargo una misión con Israel por lo que no puede identificarse con él: el siervo debe de librar a los cautivos, Is 42, 7; 49, 8; reagrupar a Israel, 49 5; ser alianza del pueblo, 42, 6; 49, 8; debe sufrir por las culpas del pueblo, 53, 4-5. En el desempeño de su misión, el siervo muestra rasgos opuestos a los del pueblo: el pueblo está cautivo y es impotente, 42, 22; el siervo es un liberador; el pueblo es ciego y sordo, 42, 19, el siervo es luz de las naciones y abre los ojos a los ciegos, 42, 6-7; el pueblo es pecador e infiel, 43, 27, el siervo es inocente, justo, 53, 9-11; el pueblo es rebelde, 48, 3, el siervo es dócil , 50, 5-6.

Pero, aun sosteniendo el carácter individual del siervo, observamos que se da una transición de la colectividad al individuo, en el sentido de que ciertas características del siervo, especialmente el mismo nombre de siervo de Yahvé, o su situación humillante pertenecían primeramente al pueblo judío y después fueron transferidas a una persona individual. Además, las actuaciones del siervo como individuo conservan un matiz colectivo, ya que se efectúan o bien en nombre del pueblo, o al menos en su favor. Se puede decir que en el siervo se nos ofrece un ideal de Israel, lo que el pueblo judío habría debido realizar y que no ha podido alcanzar, pero que encuentra su realización concreta en un individuo superior. De esta manera el Siervo reúne en sí mismo todo cuanto de bueno y de noble hay en Israel; representa al pueblo judío en lo mejor que éste tiene.  Es, sin duda, por esta razón por la que el siervo es llamado "Israel" por Dios, pues a los ojos de Dios él ocupa el lugar del pueblo, cumple el ideal de siervo y de este modo manifiesta la gloria divina que la raza elegida tenía misión de revelar: "Tú eres mi siervo, Israel, en quien me gloriaré", 49, 3. El siervo individual lleva, pues, en su persona la perfección y el destino de Israel.

El siervo no puede ser identificado con ningún personaje histórico concreto, ya que se le describe como un ser ideal, de una inocencia y de una docilidad, perfectas. Aparece como un salvador ideal. El papel que se le asigna es mesiánico: proclamar la verdadera doctrina y liberar del pecado a la muchedumbre humana. Pero se trata de la figura de un Mesías paciente, muy diferente de la figura del Mesías davídico, rey que impone su poder a las naciones, Is 9, 1-6.


5.3.1. La "misión" del Siervo según los primeros cánticos

La misión del siervo está expresada por medio de una afirmación conmovedora: el siervo ha sido formado por Dios para ser "la alianza del pueblo", 42, 6; 49, 8. Lo que sorprende es la identificación pura y simple del siervo con la alianza. Jamás se había hecho antes una identificación semejante. No volvemos a encontrarla hasta la Ultima Cena, de labios de Jesús. La alianza entre Dios y el pueblo debe concentrarse en la persona del siervo.

Esta personificación de la alianza implica una "misión liberadora". El siervo debe traer al pueblo judío la liberación que Yahvé desea otorgarle en virtud de la alianza. Por eso el siervo está destinado a liberar a los cautivos, 42, 7; 49, 9, a traer de nuevo el pueblo a Yahvé, a reagruparlo para él, 49, 5, a levantar el país, 49, 8. Así pues, la liberación comprende una obra de restauración positiva, que debe acercar el pueblo a Dios, unificarlo, rehacer su condición de elegido.

La misión del siervo comprende una tarea de enseñanza y de establecimiento de la verdadera religión sobre la tierra: debe publicar su doctrina, instaurar la justicia y el derecho, esto es, la ley de Dios, coincidente por lo demás con su propia ley, 42, 1-4. Esta misión, sobre todo bajo este último aspecto, tiene una extensión universal. El universalismo está deliberadamente subrayado. El siervo es la luz de las naciones, 42, 6; 49, 6, debe hacer llegar la salvación hasta los confines de la tierra, 49, 6, hacer aceptar su doctrina hasta en las islas, esto es, hasta en las regiones más lejanas, 42, 4.

El cumplimiento de esta misión se caracteriza por el paso de la humillación a la gloria. El siervo aparece expuesto al desprecio y a la aversión, sometido a esclavitud. Pero he aquí que los reyes se inclinan ante él: "Verán los reyes y se pondrán en pie, príncipes, y se postrarán...", 49, 7. Esta gloria se le otorga al siervo, no ya como consecuencia de una empresa conquistadora sino por la acción de Dios, que se hace reconocer en su siervo por respeto a Yahvé, que es leal, "al Santo de Israel, que te ha elegido".

El liberador, no se presenta como un conquistador, que se impone a la fuerza. En la obra de difundir su doctrina y su religión por toda la tierra, el siervo se caracteriza por su dulzura. Esta dulzura no excluye, sino que más bien incluye la firmeza en la adhesión a la verdad, 42, 3. Ella mueve al siervo a evitar toda ostentación, toda propaganda ruidosa: "no gritará", 42,2; ella le inspira sobre todo la preocupación de no romper ni ahogar cosa alguna: "caña quebrada no partirá, y mecha mortecina no apagará", 42, 3. De ahí que se muestre comprensivo, respetuoso hacia las flaquezas humanas, preocupado por salvar en ellas todo aquello que se puede salvar.


5.3.2. El "sufrimiento" del siervo

En el segundo canto, 49, 7, ya se menciona el sufrimiento del siervo: "aquel cuya vida es despreciada, y es abominado de las gentes". En cierto modo es la humillación del pueblo judío la que se concentra en la persona del siervo. Pero todavía no se pone bien de relieve la actitud moral del siervo ante este sufrimiento. La humillación es simplemente una  situación objetiva que descarga sobre el siervo.

En el canto tercero, el siervo paciente se caracteriza por la docilidad en medio de las pruebas; tal docilidad no es una simple pasividad o resignación ante desgracias inevitables; es sumisión activa con respecto a Dios, como la docilidad del discípulo que escucha al maestro: "El Señor Yahvé me ha abierto el oído; y yo no me resistí, ni me hice atrás. Ofrecí mis espaldas a los que me golpeaban, mis mejillas a los que me mesaban mi barba; mi rostro no hurté a los insultos y salivazos'', 50, 5-6.

Esta docilidad va unida a la confianza en la ayuda de Dios; gracias a es ayuda, el siervo no queda avergonzado, y lleva ventaja en la confrontación con sus adversarios, 50, 7-9. La idea de una victoria en medio de las humillaciones está aquí presente.

Es en el canto cuarto donde aparece el significado del sufrimiento del siervo: volvemos a encontrar ahí la descripción de la humillación y de la docilidad del siervo paciente, pero en una visión mucho más completa de todo el drama de la salvación.

Lo que se menciona principalmente en este canto es el triunfo final del siervo, la "glorificación", o exaltación suprema que le será otorgada, Is 52, 13. Se nos indica de ese modo cuál es el sentido del sufrimiento, que es un paso hacia la gloria; el dolor no es otra cosa que una prueba transitoria que debe desembocar en una elevación mucho mayor. Por lo que se refiere al sufrimiento en sí mismo, éste reviste varios rasgos característicos. Se trata de un sufrimiento "total", que afecta al siervo en todo su ser, tanto moral como físicamente: "Varón de dolores y sabedor de dolencias", Is 53, 3, se diría que el dolor está personificado en él. Sus sufrimientos físicos llegan hasta la muerte. Sus pruebas morales consisten en el desprecio, en el abandono, 53, 3, el hecho de ser condenado por un juez inicuo, 53, 8, de ser considerado como un criminal castigado por Dios, siendo totalmente inocente, 53, 4. Esta apreciación injusta le persigue hasta en la misma muerte, pues su sepulcro es colocado entre los malvados, 53, 9. Hay aquí un despojo que llega hasta el final, un aniquilamiento en la estimación de los hombres: "indefenso se entregó a la muerte", 53, 12, "no le tuvimos en cuenta", 53, 3.

El sufrimiento, enviado por Yahvé: "es aceptado voluntariamente y ofrendado por el siervo como un homenaje a Dios". Constituye, pues un sacrificio. En efecto, el siervo, "se da a sí mismo en expiación", 53, 10, y su voluntad responde así a la de Dios: "plugo a Yahvé quebrantarle". Esta aceptación por parte del siervo se traduce en la ausencia de toda resistencia, de toda queja: "fue oprimido, y él se humilló y no abrió la boca, como un cordero era llevado...", 53, 7. De este modo se afirma el carácter heróico de su obediencia.

Si hay sacrificio, no se trata de un sacrificio ritual. No se habla de templo, ni de sacerdote, ni de altar. El sacrificio evoca los sacrificios cultuales, pero los trasciende por completo. Es el resultado de una persecución dramática, al margen de toda inmolación ritual. El acento se pone sobre la naturaleza interior y espiritual del sacrificio. Se da una primacía a los sufrimientos morales, y el sacrificio su valor de la perfección moral del siervo, de su inocencia y de su docilidad, que hacen perfecta su oblación, enteramente conforme con la voluntad divina. El sacrificio se sitúa en el corazón más que en las formas exteriores.

Este sacrificio es un "sacrificio expiatorio". El siervo expía los pecados de los hombres: "El ha sido herido por nuestros rebeldías, molido por nuestras culpas", 53, 5. Los pecados, cuyo peso soporta, son los de la humanidad entera, "de muchos", 53, 12. El castigo merecido por los pecados del género humano recae, sobre él: ¿quiere esto decir que el profeta ve ahí una manifestación de la cólera divina? Habla de "castigo", 53, 5, de punición por las infidelidades del pueblo, 53, 8, pero se cuida de subrayar que es un castigo tan sólo aparente, a nuestros ojos: "nosotros lo tuvimos por azotado, herido de Dios y humillado", 53, 4. En realidad, a los ojos de Dios, el siervo es inocente: Dios ha cargado sobre él los sufrimientos que nosotros habíamos merecido como castigo por nuestros pecados, pero que en su caso no son un castigo. El hecho de que el inocente sustituya a los culpables hace que el sufrimiento cambie de sentido; el sufrimiento no puede ser sino una manifestación del amor de Dios, que nos perdona y hace recaer nuestras culpas sobre el siervo inocente, y al mismo tiempo es una prueba de amor del siervo, que se encarga de obtener el perdón de nuestras culpas tomando sobre sí mismo sus dolorosas consecuencias. La diferencia entre la apariencia y la realidad está bien señalada en el v. 4: "Eran nuestras dolencias que él llevaba y nuestros dolores los que soportaba", la confirmación de que es por un designio de amor y no por voluntad de cólera por lo que Yahvé se ha complacido en triturarle, la tenemos en la intención de Dios de hacer que el siervo, en virtud de ese sacrificio expiatorio, llegue a una glorificación que demuestra al mismo tiempo el éxito de la obra divina,  53, 10, (salvar al género humano).

La glorificación del siervo es resultado de su sacrificio y se le califica como un "retorno" a la vida, después de la muerte: "por la fatiga de su alma, verá la luz", Is 53, 11. Impresionante anuncio, que permite entrever una resurrección. En hebreo: "ver la luz" significa: "vivir". Por lo demás, este retorno a la vida es el paso a una vida más abierta y más fecunda; el siervo será saciado y colmado: "verá descendencia, alargará sus días", Is 53,10. Esta vida plena coincide con la exaltación del siervo prometida al principio del cántico.

Además, el siervo adquiere, en su glorificación, un poder sobre las multitudes, Is 53, 12. es decir, que se convierte en dueño y Señor de la humanidad. Las autoridades de este mundo deberán inclinarse ante él: "ante él cerrarán los reyes la boca", Is 52, 15. Pero este poder lo ejerce el siervo en el plano religioso; consiste en justificar, en hacer justas a las multitudes que anteriormente estaban agravadas por el pecado. Por lo tanto, la salvación que aporta el siervo es espiritual; es la santificación de los pecadores. La prolongación de la vida y la descendencia del siervo son también de orden espiritual.

Por fin, es preciso poner de relieve el papel que desempeña el sufrimiento, el sacrificio. El siervo es glorificado y confiere la salvación, no ya a pesar del sufrimiento, ni simplemente a través del sufrimiento, sino a causa del sufrimiento. Este "valor causal del sufrimiento" en relación con el éxito de la misión del siervo está afirmado tan sólo en el cántico cuarto, pero ahí se subraya varias veces: "si el ofrece su vida en sacrificio, verá una descendencia..." "a causa de las pruebas de su alma, verá la luz, a causa de sus adversidades será saciado", "él es quien cargará con sus culpas, por eso le concederé el dominio de las muchedumbres", "con los poderosos repartirá los despojos, ya que indefenso se entregó a la muerte", "él soportó el castigo que nos trae la paz, y con sus heridas hemos sido curados", Is 53, 10-12.

De hecho estamos aquí ante la afirmación del valor meritorio del sacrificio; sacrificio que le vale  al siervo su glorificación y el don de la salvación a la humanidad.


5.3.3. La "figura del siervo"

Si el siervo ofrece su vida en sacrificio expiatorio ¿habrá que ver en él a un sacerdote? No hay duda de que  la figura del siervo de Yahvé es compleja. Reúne en una síntesis superior diversos aspectos de personajes que han desempeñado una misión en el destino religioso de Israel. En la figura del siervo reaparece una especie de nuevo Moisés. Moisés había concertado una Alianza en el monte Sinaí y había dado la ley de Dios a Israel. También el siervo aparece como el fundador de una economía de salvación, superior a Moisés; en comparación de Moisés, que había concluido la alianza, he aquí que él es la alianza; mientras que Moisés había comunicado la ley de Dios, he aquí que él establece su ley su "Torah" Is 42, 4; el siervo o solamente es legislador, sino autor de la misma ley. Además mientras que Moisés había legislado solamente para Israel, el siervo instaura su religión para toda la tierra.

En el siervo, se trasluce también la figura del "profeta". La descripción del siervo, hecho objeto de irrisión, rememora las humillaciones del profeta Jeremías. La misión de propagar la religión en la verdad, Is 42 3, y de recibir la doctrina de Yahvé como un discípulo dócil, 50,4, guarda una similitud  con la de los profetas; igualmente la misión de interceder por el pueblo, 53, 12. Sin embargo, la intercesión es aquí más sublime que la de cualquier profeta: la propagación de la verdadera religión tiene un objetivo más amplio comparado con las imprecaciones de Jeremías contra sus enemigos, la dulzura del siervo en medio de las contradicciones es una actitud mucho más noble. El siervo se sitúa por encima de todos los profetas conocidos. El siervo se revela también como una figura "regia". Evoca al Emmanuel, (Dios con nosotros); como éste, el siervo es llamado "retoño", y el Espíritu de Yahvé reposa sobre él, Is 9, 1. Dios le llama "mi elegido", titulo que no se emplea para la función profética, pero sí se aplica al rey, Is 42, 1. Yahvé llama al siervo para una misión liberadora que presenta cierta analogía con la atribuida a Ciro rey de Persia.

Ciertos rasgos "sacerdotales" no están ausentes del siervo. No solo ejerce la función sacerdotal de ofrecer un sacrificio expiatorio, Is 53, l0, sino que se le describe en un gesto que evoca el acto ritual del sumo sacerdote en el "día de las expiaciones”: "él asperjerá a multitud de naciones", 52, 15. En la fiesta de la expiación el sumo sacerdote asperjaba con sangre de las víctimas el propiciatorio y a continuación el altar. Esta aspersión, que indicaba la reconciliación del pueblo con Dios y la renovación de la alianza, cuadra perfectamente con la misión del siervo, que, mediante el sacrificio expiatorio, quiere liberar a los hombres de sus pecados y reconciliarlos con Dios. Evoca, también, el gesto de Moisés al concertar la alianza, pero en el caso del siervo la aspersión se extiende a toda la humanidad. Además, por el giro empleado, el autor sugiere que numerosas naciones son puestas en pie por el gesto de la aspersión. El siervo es sacerdote de una forma excepcional. Se puede decir que él realiza de una vez, de manera definitiva y para toda la humanidad, la remisión de los pecados, que los gestos rituales tendían a obtener cada año para el pueblo judío.

Fundador de religión, legislador, profeta, rey y sacerdote, el siervo es todo esto, y por consiguiente reasume en sí mismo todas las cualidades y funciones de aquellos que había estado encargados de conducir el destino de Israel hacia la salvación. Por el hecho de que él es la alianza, aparece como el perfecto representante de Dios al mismo tiempo que como el perfecto representante del pueblo. La religión que promulga es la religión de Dios, pero también su religión. La ley que él establece es su ley. No sólo trae la luz divina, sino que él mismo es la luz de las naciones. Cuando él realiza le gesto sacerdotal de la aspersión de la sangre, los reyes "cierran la boca", Is 52, 15. El poder regio atribuido al siervo consiste en recibir la humanidad entera como dominio; se trata de la comunicación de la soberanía divina sobre el mundo. El siervo ejerce este poder con una actividad santificadora, que hace justos a los pecadores, y esta actividad es de origen divino, pues perdonar los pecados, "justificar" es algo propio y exclusivo de Dios. Ciertamente, el siervo no es sino un hombre, pero en el que se manifiesta, en su misión liberadora, una singular potencia divina. El siervo es la expresión de la santidad divina que quiere comunicarse a la humanidad.


5.3.4. "Valor" de la figura del siervo paciente

El siervo paciente constituye la culminación de la presentación cultual y existencial del Antiguo Testamento al sacrificio redentor. En él se realiza la intención más próxima del culto, por la espiritualización del sacrificio expiatorio, y en él se personifica el paso de la desgracia a la liberación y al triunfo, que caracterizaba la historia del pueblo elegido. En este cumplimiento y en esta personalización aparece un nuevo sentido del sufrimiento, el de un inocente que se inmola por los culpables y obtiene para ellos perdón y purificación. Esta figura se encuentra singularmente próxima a la de Cristo, aunque en ella no se observe la cualidad de Hijo de Dios, que dará al sacrificio de Jesús su más alto valor. Aun no implicando ni anunciando la Encarnación, indica, sin embargo, la oblación dolorosa que merece la liberación espiritual de la humanidad.

Es una figura frecuentemente evocada en el N T y domina los dos principales encuentros de Jesús con los representantes del A T tal como nos lo ofrecen los relatos evangélicos al comienzo de su vida terrena y al comienzo de su vida pública. En el encuentro del templo Simeón predice el nacimiento del niño, viéndolo sucesivamente bajo los dos aspectos presentados en los cantos del siervo: El aspecto de "gloria”: "luz para iluminar a las naciones". Y el aspecto de "dolor" en las contradicciones que vendrán sobre Jesús y en la espada que traspasará el corazón de su madre. En efecto, el siervo había sido presentado como la "luz de las naciones", sometido a la contradicción, traspasado, comprometido  en un sacrificio del alma.

Al comienzo de la vida pública, Juan el Bautista reconoce en Jesús al siervo del que hablaba el libro de Isaías, en dos rasgos fundamentales: su "dulzura y su sacrificio expiatorio", reunidos en la imagen del cordero: "He ahí el cordero de Dios, que quita los pecados del mundo". Jn 1, 29.

Sin embargo, la figura del siervo paciente no logró penetrar en la mentalidad popular judaica, que más bien, esperaba un Mesías glorioso, y se resistía a las perspectiva de pruebas y humillaciones; una demostración de esto la tenemos en la dificultad que tenían los discípulos de Jesús en admitir el anuncio de la Pasión por tres veces, y que estaba tan en consonancia con la profecía del Siervo de Yahvé.




Agradecemos al P. Ignacio Garro, S.J. por su colaboración.
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Historia de la Salvación: 19° Parte - Los Profetas de Judá I

PROFETA ISAÍAS


P. Ignacio Garro, S.J.
SEMINARIO ARQUIDIOCESANO DE AREQUIPA



9.5. REYES Y PROFETAS DEL REINO DE JUDÁ (SUR)  (932 - 586)

REYES                                           PROFETAS

Joás            (836-797)
Jotam          (738-736)
Ajaz            (736-721)                     ISAÍAS
Ezequías     (721-693)                     Miqueas
Manasés     (693-639)
Josías          (638-608)
Joajaz         (608)                             JEREMÍAS
Joaquim      (608-597)                     Sofonías
Joaquín       (597)                             Nahum
Sedecías     (597-586)                      Abacuc


9.5.1. Isaías

La obra literaria del Libro de Isaías, está compuesta por varias fuentes diversas, de diversos autores y de épocas diferentes. Por lo tanto, no puede atribuirse todo lo escrito en este libro a una persona, es decir, a un solo autor. La exégesis veterotestamentaria distingue tres partes principales:

  • Primera parte: Capítulos del 1 al 39
  • Segunda parte: Capítulos del 40 al 55, (Deutero - Isaías)
  • Tercera parte: Capítulos del 56 al 66 (Trito - Isaías)


9.5.1.1. Ambiente histórico

El Capítulo 1, 1, s.s. del libro de Isaías nos precisa: "visión de Isaías hijo de Amós, acerca de Judá y de Jerusalén en tiempos de Ozías, de Jotán, de Acaz y de Ezequías, reyes de Judá". Y el capítulo 6, 1, s.s. dice: "el año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor sentado sobre un trono alto y excelso".

Ozías muere el año 740, a.d.C, y es cuando Isaías tiene la visión en la que recibe su misión profética. Esta misión la ejercerá hasta el la muerte del rey Ezequías, 698 a. d. Cristo. De la lectura del libro de Isaías se desprende la evidencia de 4 intervenciones principales entre otros momentos importantes de la historia de Israel:

  • 740 - 736, a.d.C.: Exhorta y amonesta al pueblo que se aparta de las exigencias de Yahvé, (Isaías, capítulos del 1 al 6).
  • 734 - 733, a.d.C.: El reino del Norte se une con el reino de Damasco y otros reinos de Siria para atacar a Asiria. Le piden a Caz que haga alianza con ellos. Este se resiste, entonces las fuerzas sirio-efrainíticas atacan al reino de Judá. El rey Acaz es presa del pánico ante la superioridad de sus enemigos. Isaías anuncia la asistencia de Yahvé, Isaías, capítulos del 7 al 12.
  • 716 - 711, a.d.C.: Judá intenta rebelarse contra Asiria. Entonces Isaías exhorta a la sensatez y a no aliarse con Egipto, Isaías, capítulos del 30 al 31.
  • 701, a.d.C.: El rey Ezequías se subleva contra Asiria y se une a Egipto. Sanaquerib asedia Jerusalén. El profeta Isaías predice que no entrará a la ciudad santa, Isaías, capítulos del 36 al 38.


9.5.1.2. La persona del profeta

Isaías, significa "Dios es salvación". Como indicábamos anteriormente, Isaías ejerció su ministerio profético entre los años 740 - 698 a.d.C. Eso quiere decir que nació entre 770 - 760. Sabemos que su padre se llamaba Amós. Se ha querido deducir del elegante estilo literario del libro de Isaías su pertenencia a la nobleza de Israel, que confirmaría la facilidad con la que se presenta en la corte real del reino de Judá. Incluso tradiciones rabínicas llegaron a afirmar que su padre era el hermano del rey Amasías (796-767, 2 Reyes, 14, 1).

En el año 701, cuando la amenaza de Sanaquerib, general asirio, realiza la última intervención como profeta de la que tenemos noticias de él. Después no se vuelve a hablar.  Según una tradición judía, aceptada por los Padres de la Iglesia, Isaías murió aserrado por orden del impío rey judío Manasés (698 - 644).


9.5.1.3. La composición del Libro

En este apartado tratamos de los capítulos de Isaías, 1 al 39. El tema de estos capítulos es el juicio de Dios sobre su pueblo y sobre las naciones por su infidelidad y rebelión contra las exigencias de Dios. Concluye con el anuncio de la restauración acompañada de tiempos de paz y de justicia.


9.5.1.4. Estilo

Posee Isaías, un estilo de poeta clásico. Aunque es menos dramático que Jeremías, lo supera en la elegancia del lenguaje y en el lirismo de sus expresiones, que poseen una gran fuerza evocadora. Su construcción es ordenada y sobria. Usa de artificios literarios: como repetición de palabras y raíces semánticas semejantes, que se perciben en el texto original. Literariamente es juntamente con el libro de Job, lo mejor escrito en poseía del Antiguo Testamento.


9.5.1.5. El Mensaje

Es difícil sintetizar el rico mensaje del Primer Isaías. Podemos, sin embargo, destacar varios de los puntos mas salientes de su doctrina.

  • Yahvé es el único Dios, Santo y creador del mundo Is 6. Los dioses son "nada"; obra de las manos de los hombres, Is 2, 8-18
  • La santidad de Yahvé se manifiesta en el juicio sobre el pecado de los hombres, que es una rebelión contra El. Todos han pecado, Is 1, 2 15. Los sacrificios no son un remedio contra el pecado. Lo es, en cambio, la conversión, unida a la fe en Yahvé. Sin ella no se puede subsistir, Is 7,9.
  • El juicio del Señor, "su día" vendrá sobre todos los pueblos, Is 2, 6 22. Al juicio seguirá la instauración de un reino de paz primero sobre Israel y después sobre todas las naciones, Is 4, 2 5; 9,1 7.
  • La base de su reino sería un "resto", Is 6, 13; 7, 3 10; 17 22. 
  • En ese reino un personaje ejercerá la realeza en nombre de Yahvé: el Mesías, Is 9, 15; 11,2.


9.5.2. El Deutero - Isaías

Capítulos del 40 al 55: El ambiente histórico en el que surge la predicación del Deutero-Isaías es el de finales del exilio en Babilonia 586 538.


9.5.2.1. La Persona del profeta

Hasta fines del S.XVIII d. de Cristo. Nadie había hablado de un Deutero Isaías. Los exegetas Doderlin y Eichhorn, introdujeron la hipótesis de un autor más reciente que el del Primer Isaías, 710 698. Argumentos literarios, históricos, doctrinales, profundizados cada vez más y más, han hecho que la hipótesis se haya convertido en opinión admitida generalmente de que el autor del Deutero Isaías es diferente del Primer Isaías pero de la misma escuela profética, de ahí, tal vez, el haberlo incluido posteriormente en un mismo libro.

De la persona y vida de este profeta nada sabemos fuera de las cualidades de teólogo y poeta que su estilo nos manifiesta, y del hecho de haber escrito en los últimos años del exilio babilónico, (550   540).


9.5.2.2. La composición del libro

Estos 16 capítulos que tienen como tema la próxima liberación de Israel del destierro, concebida como un nuevo "éxodo" suele dividirse en dos partes:

  • Los capítulos 40 al 48, que considera a Israel en Babilonia.
  • Los capítulos 49 al 55, que se centra en la restauración de Sión. Abren y cierran estos capítulos una introducción y una conclusión en las que se pone de relieve la fuerza de la palabra de Dios. 

Aunque la constatación de estas dos partes haya llevado a algunos a proponer, dentro de estos capítulos, a dos autores, o por lo menos, dos lugares y dos fechas diversas para la composición de cada una, sin embargo, los argumentos a favor de una composición unitaria son mayores. Dentro de esta parte del libro de Isaías estarían los llamados "Cánticos del Siervo de Yahvé":

  • Is  42, 1 4; 
  • Is  49, 1 6; 
  • Is  50, 4 9; 
  • Is  52, 3, s.s.  53, 1 12.


El autor, B. Duhm, en 1892, insistió en la unidad de estos cánticos y en la diferencia con el resto de los capítulos 40   55. Habló de un autor diverso. Hoy las opiniones se hallan divididas, pero prevalecer la que pone de relieve la unidad de estilo de estos cánticos y del resto del Libro de la Consolación, nombre con el que se conocen también los capítulos 40 45. Al mismo tiempo se prefiere hablar de un autor aparte para los Cánticos.

Una división lógica de los capítulos 40 al 45 podría ser la siguiente:

  • La liberación de Babilonia: nuevo éxodo: Is 40, 1 al 48, 22.  Certeza de la liberación, Is 40, 1, s.s. al 42, 17. Liberación gratuita, Is. 42,1R al 44,23. Elección de Ciro y destrucción de Babilonia, Is 44, 24 al  48, 22.
  • Restauración de Sión: Is 49, 1,s.s. al 51, 8.

               a.  Consolación de Sión: Is 49, 1,s.s. al 51, 8.
               b.  Se levanta el Señor y Jerusalén, Is 51, 9 al 52, 12.
               c.  La nueva Jerusalén, Is 52, 13 al 53, 5.

  • Conclusión: La palabra de Yahvé es fiel y eficaz, Is. 55, 6 13


9.5.2.3. El estilo

No es conciso como el del Libro Primero de Isaías. Se caracteriza más bien por el lenguaje redundante, por su solemnidad y lirismo. El autor es un gran poeta.


9.5.2.4. El mensaje

La rica doctrina del Segundo Isaías (o Deutero Isaías) tiene como ideas principales, las siguientes:

  • La presentación conjunta de la creación del mundo y del destino de Israel como dos obras divinas. La actividad creadora y salvífica de Yahvé aparecen íntimamente unidas. Is 42, 5 6; 44, 24  28; 45, 12 13; 51, 9 10. 
  • Yahvé lo es todo. Los ídolos son nada. Is 42, 8; 45, 20; 46, 59; Yahvé es grande y glorioso, Is 40, 15 17. Es creador, Is 40, 12. Es potente, Is 40, 10; 51, 9. Es omnisciente, Is 40, 13 14. Es eterno, Is  43, 10 12; 41, 4; 44, 6. 
  • El tema de Israel como Siervo, y junto a el un personaje: el justo que sufre Is  42, 1 9; 49, 1 7; 50, 4 9; 52, 13; 53,12, y que, a través de su sufrimiento establecerá una alianza con la humanidad entera. Is  53, 11. 
  • La salvación ofrecida a todos los pueblos. Is 45, 22 23; 55, 1 5. 
  • Dios liberará a su pueblo a través de un segundo éxodo, Is capítulos: 40   55. 

El símbolo del nuevo éxodo es la salida de la esclavitud de Babilonia (586 538). La liberación consiste en salir de Babilonia como hombres libres. Babilonia es vista como una cárcel tenebrosa, Is 42, 16; 43, 14; 51, 14.

El camino en este nuevo éxodo se transforma. Aparece como un jardín paradisíaco, con siete especies de árboles y aguas abundantes, Is 41, 19; 44, 3; 55, 13. Se habla de un regreso a los orígenes en una proyección escatológica, Gen 2, que de la actitud de incredulidad del pueblo surge la esperanza. La transformación del desierto presenta además al pueblo que camina como en una peregrinación litúrgica al monte Sión. La entrada en Sión: en lugar de la tierra prometida, Jerusalén y Sión, que suponen la tradición teológica de David, la dinastía y el templo. En Is. 49,14 23, se presenta una imagen materna: Jerusalén es la hija ya casada y madre fecunda, que recupera los hijos.
El capítulo 54 une el aspecto de maternidad y el de reconstrucción. Los enemigos de esta liberación son:

  • Babilonia: Dios la destruye por medio del rey Persa Ciro, su "ungido", Is.45, 1 8. Por vez primera un rey extranjero es llamado en un oráculo profético "ungido". La elección cobra hasta una dimensión universal. 
  • Los ídolos de Babilonia... son nada, al igual que sus obras Is.41,21 29.: "Todos juntos eran nada....". En Is. 46,1 7 se contrapone la relación de los dioses con Babilonia y la del Señor con su pueblo.
  • El pueblo: También aquí como en el primer éxodo, la resistencia mayor proviene del pueblo. Si no transforma su desconfianza y desaliento en una actitud firme de fe, el pueblo no podrá ser salvado. E1 pueblo se lamenta e interpreta el destierro como infidelidad de Dios, abandono de Dios. 
Sin embargo Dios les da a conocer los verdaderos motivos del destierro: el pecado del pueblo Is 42,24; 43, 22 28; 50,1. Dios, les recuerda igualmente que sigue siendo fiel a su pueblo elegido Is 41, 8 16. Gracias a esa elección cada uno puede tatuarse la señal de pertenencia a Dios, Is 44, 1 5. E1 pueblo diezmado debe pensar en Abraham, ejemplo de fecundidad Is 51,2; debe de pensar en la tierra prometida, en su salvación Is 51, 3 8. El pueblo ciego no comprende el sentido de la historia; es sordo, no comprende el sentido de las palabras. Con todo se convertirá y será signo y testigo de Dios en la historia. Is 43,10 13.


9.5.2.5. El Mediador

En el primer Éxodo el mediador era Moisés. En este segundo éxodo aparece un mediador, al que se llama "siervo". Todo el pueblo es siervo de Yahvé, Is 40, 8 9 También Ciro es un mediador. Cuatro cantos nos hablan de un "siervo de Yahvé" que es anónimo, mediador, intercesor, Is 42, 1 4; 49, 1 6; 50, 4 9; 52, 13 - 53, 1 12. Toda la tradición cristiana ha visto en la figura literaria del "siervo de Yahvé" un anuncio del mismo Cristo.


9.5.2.6. Los cánticos del “Siervo de Yahvé”

Con este nombre de "Cánticos del Siervo de Yahvé" se designan los cuatro pasajes del libro Segundo de Isaías (Deutero Isaías). El primero que distinguió estos textos separándolos del resto del escrito del Segundo Isaías fue, como dijimos, Bernhard Duhm, en 1982. El opinó, también, que el autor de esos pasajes no era el del Segundo Isaías sino otro posterior a él. La mayor parte de los exegetas modernos aceptan que existe una unidad literaria entre los cuatro cánticos, pero no se ponen de acuerdo en muchas otras cuestiones.

  • El origen de esos poemas 
  • Su interpretación. ¿Quién es el Siervo de Yahvé ? ¿Cual es la relación de este "siervo" con los demás "siervos" que aparecen en el Segundo Isaías ?

Lo más probable respecto del origen de esos poemas es que su autor fue un discípulo del Segundo Isaías. La identificación del "siervo" es todavía más difícil. En el Segundo Isaías se aplica el título a Israel, y en otros lugares del A.T. a Moisés, reyes, a profetas. Muchas opiniones se han formulado sobre el "siervo" de los cuatro cánticos. Pueden ser agrupadas así:


  • Interpretaciones colectivas: El "siervo" no es un individuo sino un grupo: El pueblo de Israel histórico. El Israel ideal, fiel a su misión 
  • Interpretaciones individuales: 


  1. Es un personaje histórico del pasado: Moisés, Jeremías, etc.
  2. Es un personaje histórico contemporáneo del autor
  3. Es un personaje del futuro: Jesucristo, anunciado en sentido directo y literal. El Mesías en sentido general. Una figura ideal del futuro, que resume y cumple plenamente la vocaci6n de Israel, como siervo de Yahvé.

Nos inclinamos por esta última opinión. En ella no se insiste en una "predicción" cristológica directa, aunque la persona de Cristo esté al final de la reflexión, puesto que Cristo realiza en forma perfecta la figura del "Siervo de Yahvé"; el es el verdadero Israel y el Profeta por excelencia.


9.5.2.7. La doctrina de los Cánticos

Se resume en las siguientes afirmaciones:

  • Cántico 1º: Is 42, 1 4. Yahvé escoge a su Siervo y le da su Espíritu para que pueda enseñar a las naciones y juzgarlas; esto lo realizará con suavidad y mansedumbre.
  • Cántico 2º: Is 49, 1 6. Yahvé ha escogido a su Siervo para que renueve a Israel y lleve la luz y la salvación a todos los pueblos. 
  • Cántico 3º: Is 50, 4 9. El Siervo encuentra oposición en el desarrollo de su misión, pero tendrá éxito en ella porque Yahvé esta con él. 
  • Cántico 4º: Is 52, 13,s.s.   53, 1 12. El Siervo sufre y es glorificado. Su sufrimiento sirve para hacer justos a "muchos". Fue considerado culpable, pero el verá su triunfo y los frutos de su muerte.


9.5.3. El tercer Isaías (Trito Isaías): Isaías, Capítulos del 56 al 66

9.5.3.1. Ambiente histórico

El Trito Isaías, actúa en el ambiente de los primeros años después del regreso del exilio babilónico.


9.5.3.2. La Persona del Profeta

Nada sabemos de este profeta. Incluso, con bastante fundamento y diferencias de estilo, de ambientación histórica y de ideas, se ha propuesto la hipótesis de una pluralidad de autores.


9.5.3.3. Composición del libro

Sea que se admita la unidad o pluralidad de autores, es un hecho que los capítulos 56 66 de Isaías surgen en el ámbito de la escuela isaiana. Podemos asegurar que los diversos oráculos se pueden agrupar en cuatro temas diferentes:

  • Exigencia de conversión y de justicia en la nueva comunidad, Is. 56,1 al 59 21.
  • La gloria de la nueva Jerusalén. Is. 60,1 al 62,12. 
  • El Señor Redentor. Is. 63,1 al 64,11. 
  • La suerte final de los injustos y la de los justos. Is 65,1 al 66, 24. Del estilo, hay que poner de relieve la semejanza con el del Segundo Isaías, en cuanto a la construcción y amplitud. Esto no excluye diferencias literarias y, sobre todo, doctrinales.


9.5.3.4. El Mensaje

No tiene la unidad que aparece en el Segundo Isaías podemos, con todo, caracterizarlo como una mezcla de ideas de Ezequiel y del Segundo Isaías. El trasfondo de Ezequiel aparece en la insistencia en lo cúltico; el del autor del Libro de la Consolación en la insistencia en la actitud interna como la única capaz de vivificar la religión exterior y en el universalismo.

En síntesis:

  • Jerusalén será el centro y la luz para todos los pueblos, Is 60, 2 4. 
  • Los nuevos convertidos serán practicantes de la ley mosaica, especialmente la observancia del sábado. Is. 56,1 8;58,13 14. 
  • La idolatría es abominable y junto con la violación de la Ley ocasiona la ira de Yahvé. Is. 65,1 7. 
  • La salvación es una gracia que se otorgara a los pobres y humildes, "al abatido que se estremece ante mis palabras ". Is.66,2.



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Agradecemos al P. Ignacio Garro, S.J. por su colaboración.

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