La Iglesia - 6º Parte: La Institución de la Iglesia


P. Ignacio Garro, S.J.

SEMINARIO ARQUIDIOCESANO DE AREQUIPA



4.1. La Iglesia preparada en el Antigua Testamento. La Iglesia  "Prefigurada"

El Conc. Vat. II en la Constitución dogmática sobre la Iglesia, "Lumen Gentium", N° 2 nos señala las líneas maestras de la historia salvífi­ca y dice así: "El Padre eterno, por una disposición libérrima y arcana de su sabiduría y bondad, creó todo el universo, decretó e­levar a los hombre a participar de la vida divina y, .... estable­ció convocar a quienes creen en Cristo en la santa Iglesia, que ya fue prefigurada desde el origen del mundo, preparada admirablemen­te en la historia del pueblo de Israel y en la Antigua Alianza, ­constituida en los tiempos definitivos (por Cristo), manifestada por la efusión del Espíritu y que se consumará gloriosamente al final de los tiempos. Entonces como se lee en los Santos Padres, todos los justos desde Adán, desde el justo Abel hasta el último elegido, serán congregados en una Iglesia Universal en la casa del Padre".

Con esta introducción a la preparación histórica de la Iglesia de Cristo, vemos cómo el Concilio Vaticano II, tiene conciencia de que la Iglesia se constituye de manera formal con Cristo pero ya antes es­taba prefigurada y preparada por la economía salvífica del AT. Hay pues, un nexo entre la economía de salvación del AT, y la reden­ción definitiva que nos ha dado por Cristo a todos los hombres, ésta se con­tinúa en la Iglesia, asistida continuamente por el Espíritu Santo.

El justo Abel : La historia de Abel, el justo, inaugura el tema de la fraternidad. Situada por el narrador sagrado en la primera gene­ración presenta concretamente uno de los rasgos generales en la ­condición humana de todos los siglos, la oposición latente entre hermanos, que aunque nacidos de un mismo padre conduce a la trage­dia de una acción criminal. La causa externa, los sacrificios o­frecidos a Dios. El sacrificio del justo Abel, contrariamente al de su hermano Caín es grato a Dios. Gen 4, 4, ss, esto depende de las actitudes internas más que de la calidad de la ofrenda en sí misma. Así, frente a Caín que resulta rechazado de la presencia de Dios, Abel representa al hombre justo en quien Dios se complace.

Es una ley universal, y la sangre de los justos derramada desde el comienzo del género humano clama de la tierra al cielo y exige jus­ticia divina. Esta ley se da en grado sumo en Jesucristo entregado a la muerte por sus propios hermanos de raza así : "Toda la sangre de los justos derramada desde la sangre de Abel, el justo, hasta la de Zacarías, asesinado entre el altar y el santuario, recaerá sobre esta generación suicida", Mt 23, 35, s . s .  

Noé : El varón justo y cabal: La figura de Noé, representa al tipo de hombre justo Gen 6, 9, que se libra del castigo y se beneficia de la salvación. Noé en medio de la iniquidad del pecado que des­truye al mundo, Gen 6, 5-8, emerge como principio de una nueva hu­manidad, Gen 9, 1, s.  Dios establece con él una alianza como signo de su bendición y protección y viene Noé, a ser, una prefiguración del Mesías, Jesucristo, Gen 9, 8-17 .


4.2.- El nacimiento del pueblo de Israel         

Abrahán. Vocación: El "elegido" de Dios para formar el pueblo de Dios. La vida entera de Abraham se desen­vuelve bajo el signo de la predilección y la libre iniciativa de Dios. Dios interviene el primero y elige a Abraham entre una familia que: "servía a otros dioses", Jos 24, 2, y lo "hace salir de la ciudad de Ur de Caldea", Gen 11, 10-31, y conduciéndole por cami­nos extraños, lo lleva a un país desconocido, Heb 11, 8. Esta inicia­tiva divina tiene como finalidad crear un pueblo elegido del cual nazca el Salvador de todo el género humano. El tema fundamental de la iniciativa divina y de la elección en la vocación de Abraham la presentamos en tres niveles:

1.- Dios toma la iniciativa y llama a Abraham (vocación). Yahvé dijo: "Abraham, sal de tu tierra, de tu parentela y de la casa de tu padre...",  Gen 12, 1.s.s.

2.- Dios se compromete con Abraham en una doble promesa:

  • Promesa material : "... a la tierra que yo te mostraré", Gen.12,1. Esto se realizará en la conquista de la tierra prometida, muchos años después.
  • Promesa humana : "De tí haré una nación grande y te bendeciré. En­grandeceré tu nombre...", Gen 12. 2. La descendencia vendrá de su hijo Isaac.


3.- Finalmente : Dios establece una alianza con Abraham: Gen 15, 18: "Aquel día firmó Yahvé una alianza con Abraham diciendo: " a tu des­cendencia he dado esta tierra....". Abraham es conocido por ser el "padre de nuestra fe", o "padre de to­dos los creyentes''. Rom 4, 11. Y en otro pasaje: "Abraham, esperando contra toda esperanza, creyó y fue hecho padre de muchas naciones, según se le había dicho: Así será tu posteridad. No vaciló en su fe al considerar su cuerpo sin vigor...", Rom 4, 18-19. El pueblo judío siempre tuvo la conciencia clara de que Abraham era el padre de la nación judía, del Israel elegido por Dios, pues Abraham engendró a su hijo Isaac, éste a Jacob, y éste a los 12 hijos que tuvo, de estos 12 hijos provienen las 12 tribus de Israel y se formó el gran pueblo de Dios. Y cuando los descendientes de Abraham se ven oprimidos en Egipto, Dios presta oídos a sus lamen­tos, "porque se acuerda de su alianza con Abraham, Isaac y Jacob", Ex 2. 23. Deut 1, 8. Más tarde alienta a los exiliados llamándolos: "raza de Abraham, mi amigo". Is 41.


Jacob: En tiempos del patriarca Jacob: "hubo hambre por toda la haz de la tierra", Gen 41. 56,  "y vio Jacob que se repartía grano de trigo en Egipto y dijo Jacob a sus hijos: ¿Por que se están ahí mirando?... bajen a Egipto, compren grano allí, para que vivamos y no muramos. Bajaron pues los 10 hermanos de José a proveerse de grano en Egipto", Gen 42. 1,ss. "Estos son los nombres de los hijos de Israel que entraron con Jacob en Egipto, cada uno con su familia: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar Zabulón, Benjamin, Dan, Neftalí, Gad y Aser... José estaba ya en Egipto", Ex l l. s.s. 



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Agradecemos al P. Ignacio Garro, S.J. por su colaboración.

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