La Iglesia - 2º Parte: Los orígenes de la Iglesia - La Iglesia y la Trinidad

P. Ignacio Garro, S.J.

SEMINARIO ARQUIDIOCESANO DE AREQUIPA

1. LOS ORÍGENES DE LA IGLESIA



En esta Primera Parte tratamos de los orígenes de la Iglesia. La Iglesia nace de  la Trinidad, en cuanto realización que es el destino eterno de salvación de Dios en Cristo que se prolonga en la tierra, y ha sido preparada previamente en la elección del pueblo de Israel por parte del Padre. A continuación tenemos que  abordar el tema complejo de la fundación o institución de la Iglesia por parte de Cristo, y finalmente, expondremos la configuración de la Iglesia en los primeros siglos del cristianismo, hablando expresamente de la sucesión apostólica y de la configuración de la Iglesia local en torna a la celebración de la eucaristía presidida por el Obispo.

Los estudios de teología bíblica han alcanzado, también en el campo eclesiológico un grado de significación y de investigación muy pro­fundo. Estos estudios han ayudado a evitar los dos extremismos ra­dicales:

1. El que niega que la Biblia permita hablar sobre la Iglesia como hecho originario, auténtico, referible a Cristo y en defini­tiva a Dios, (es el racionalismo modernista protestante, que dice que la Iglesia está fuera de la perspectiva de Cristo, es mera creación humana).
2. El de la apologética católica que defiende casi exclusivamen­te la historicidad del hecho de la Iglesia como sociedad humana perfecta (buscando en los textos bíblicos las pruebas de la institución por Cristo, y, por tanto, de la estructura societaria de la Iglesia).

El término medio es la reflexión sobre la Iglesia articulando Anti­guo y Nuevo Testamento dentro de una perspectiva histórico salvífi­ca. Así se nos permite recuperar una riqueza de datos, anticipacio­nes y promesas que ligan estrechamente la Iglesia de Cristo del NT, con el pueblo de Dios del AT


1.1. LA IGLESIA Y LA TRINIDAD

Desde el Concilio Vaticano II, al abordar el tema de la Iglesia en la Lumen Gentium, se señala que su origen hemos de buscarlo en el seno de la Trinidad, L.G. nº, 1-2-3-4, es ya obligado seguir este procedimiento no sólo por la autoridad inherente al Concilio, sino por la misma lógica de su planteamiento.

La Iglesia, en efecto, procede de la Trinidad, en cuanto que ha nacido de la misma comunión personal del Dios Trino que ha querido extender su comunión a los hombres. La Iglesia ha nacido del amor del Padre eterno, ha sido fundada en el tiempo por el Hijo Jesucristo y es vivificada hasta el final de los tiempos por el Espíritu Santo.

La mayor parte de los tratados  clásicos sobre la Iglesia no subrayaban esta conexión entre la Iglesia y a Trinidad, ésta aparecía en la mayoría de los casos como una realidad intangible e insondable, cuando en realidad la salvación cristiana nace del seno de la Trinidad y hacia ella se dirige y culmina.

La revelación enseña a conocer las Personas divinas precisamente en su actividad salvadora. Y de la misma manera que la gracia santificante no puede ser entendida al margen de la presencia e inhabitación de las personas divinas en el hombre, la Iglesia no puede ser entendida al margen de la salvación querida por el Padre y que ha dispuesto concedernos por la Encarnación de su Hijo Jesucristo y finalizada con la efusión, de parte del Padre y del Hijo de su Espíritu Santo.
La Iglesia es imagen de la Trinidad en el sentido de que participa en la vida trinitaria. La Iglesia es la presencia viviente de la Trinidad en el devenir del tiempo por el envío del Hijo en su misión salvadora y por la efusión del Espíritu Santo. Por ello la unidad de las Personas divinas es para la Iglesia el origen, el modelo, y el fin de su existencia. La Iglesia vive del misterio de la Trinidad y en el misterio de la Trinidad, y no la podemos entender simplemente como el mero resultado de una decisión divina que pertenece al pasado.

El planteamiento de presentar la Eclesiología a partir de la Cristología, Cristo fundador de la Iglesia, no queda excluido, sino que queda más profundizado, pues la existencia de la Iglesia no es cosa sólo de Jesucristo, pertenece al designio salvífico de la Trinidad completa.

Así pues, el origen divino de la Iglesia significa que procede de Dios Trino y Uno. Su primer origen es el Pa­dre celestial, que envió a su Hijo único, Gal 4, 4, para que por obra del Espíritu Santo se encarnara en el seno de la Virgen María, Lc 1, 26,s.s.; Mt 1,18, para que fuera cabeza de la Iglesia, Ef 1, 22; 4, 15. En la "misión" del Hijo está incluida la Iglesia. Cuando Cristo fundó la Iglesia cumplió su propia misión y la convierte en tarea de los apóstoles, cuya misión consiste en prolongar la misión salvífica de Cristo, a saber: "dar a conocer a los hombres la Buena Nueva de la Salvación, dando a conocer a Cristo y todo el que creyere y se bautizare se salvará", Mc 16, 15-16. La Iglesia radica, por tanto, en la misión del Hijo de Dios. La Iglesia surge de la insonda­ble profundidad del Padre, que engendra a su Hijo como su propia Pa­labra y la dice al mundo comunicándole la vida.  

El decreto divino sobre la Iglesia fue decidido entre el Padre y el Hijo en el Espíri­tu Santo en un diálogo antes de todos los tiempos y antes de empezar la historia del género humano. Los Apóstoles deben su misión a la eterna voluntad del Padre, encarna­da en Cristo. l Cor 1, 2 ; Ef 1, 1. Según 1 Tes 2 , 14, la Iglesia es la co­munidad de Dios en Jesucristo, ya que procede del Padre a través de Cristo y recibe sus características de ese su origen divino. Se fun­da en que Dios quiso instaurar en Cristo todo lo del cielo y lo de la tierra, Ef 1, 9. En ella se expresa la voluntad divina de elevar al hombre a la categoría de hijos adoptivos en Hijo, Jesucristo. La Iglesia es el lugar a que Dios llama y en el que congrega a los ele­gidos, a los santos que aparta de las tinieblas del mundo. 1 Tes  5,  4-11.

La Iglesia no es, pues, ni una nación nacida de la libre decisión de los hombres (teoría protestante), ni un grupo surgido por natural cre­cimiento, (modernistas protestantes de comienzos de siglo), sino que es una institu­ción  de inspiración y fundación divina, y a la vez de constitución humana, estos son los dos principios que definen el ser y el existir de la Iglesia. El carácter sobrenatural de la Iglesia se destaca con especial clari­dad si pensamos, que las expresiones, "Iglesia de Dios", "Pueblo de Dios", aluden a Dios Padre, a la primera persona divina como fuente de todo ser y de toda existencia y sigue existiendo en el proceso ­vital que une al Padre y al Hijo en el Espíritu Santo. La Iglesia está incorporada a esa vida misteriosa y amorosa por el Hijo que es para la Iglesia, Cuerpo de Cristo, y el Señor; y por medio del Espíritu Santo es el dador de vida de la Iglesia como Templo de Dios  en el Espíritu Santo. El Hijo recibe su señorío y su vida del Padre en ininterrumpido flujo de amor del Espíritu Santo y El : "hace lo que ve hacer al Padre, habla lo que oye al Padre y nada hace por su cuenta", Jn 5, 19.30.

Al concepto de I­glesia pertenece, el hecho de que no sólo su concepción, sino su realización histórica misma está incorporada al diálogo y amor que unen al Padre y al Hijo en el Espíritu Santo.  El Hijo continúa su misión más que enviando apóstoles para que prediquen su evangelio, envián­doles su mismo Espíritu. El Espíritu Santo es el íntimo principio vital que Cristo regala a sus discípulos después de su Ascensión a los cielos. La Iglesia es, por tanto, resultado de la misión del Hijo y de la misión del Espíritu Santo. Entendemos "misión" en dos momentos: la "salida" de la persona enviada desde la que envía, (en la encarnación la Palabra que sale del designio salvífico del Padre), y la "comunicación" de la persona enviada a la criatura racional: el hombre (la comunicación del Verbo encarnado a los hombres).

El Espíritu Santo está, por tanto, presente y actúa en la criatura humana como el Amor engendrado por el Padre y el Hijo; el Hijo co­mo la Palabra pronunciada por el Padre y que alienta el amor; el Pa­dre, como quien pronuncia la palabra y alienta el Espíritu.


Continúa...

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Agradecemos al P. Ignacio Garro, S.J. por su colaboración.

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2 comentarios:

ENRIQUE ARMENTA dijo...

BUENAS TARDES
al finalizar de algunos capitulos dice CONTINUA
mi pregunta es si continua en relacion al siguiente capitulo o es alguna información que se encue ntra en otro lugar.
gracias

FORMACIÓN PASTORAL PARA LAICOS dijo...

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