El Papa a la Comisión Bíblica: El centro de nuestra fe no es solo un libro, sino una historia de salvación



Ciudad del Vaticano, 12 abril 2013 (VIS).
Los miembros de la Pontificia Comisión Bíblica, -que preside el arzobispo Gerhard Ludwig Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe- han sido recibidos esta mañana por el Santo Padre, al final de su asamblea plenaria anual cuyo tema ha sido “Inspiración y verdad en la Biblia”.

En el discurso que les ha dirigido, el Papa ha subrayado que ese argumento “atañe no solamente al creyente sino a toda la Iglesia porque la vida y la misión de la Iglesia se fundan sobre la Palabra de Dios, que es el alma de la teología y, a la vez, la inspiradora de la existencia cristiana”.

“Las Sagradas Escrituras - ha reafirmado- son el testimonio escrito de la Palabra divina, el memorial canónico que atestigua el acontecimiento de la Revelación. Por lo tanto, la Palabra de Dios precede a la Biblia y la sobrepasa. Por eso el centro de nuestra fe no es solamente un libro, sino una historia de salvación y sobre todo una persona, Jesucristo, la Palabra de Dios que se hizo carne. Precisamente porque el horizonte de la Palabra divina abraza las Escrituras y se extiende más allá de ellas, es necesaria la presencia constante del Espíritu Santo que “guía a toda la verdad”. Es necesario situarse en la corriente de la gran Tradición que, con la ayuda del Espíritu Santo y la guía del Magisterio, ha reconocido los escritos canónicos como Palabra dirigida por Dios a su pueblo y no ha cesado nunca de meditarlos y descubrir su riqueza inagotable”.

El pontífice ha recordado que el Concilio Vaticano II lo ha reafirmado con claridad en la constitución dogmática “Dei Verbum”: “Porque todo lo que se refiere a la interpretación de la Sagrada Escritura, está sometido en última instancia a la Iglesia, que tiene el mandato y el ministerio divino de conservar y de interpretar la palabra de Dios”. “De hecho -ha explicado- la Sagrada Escritura es Palabra de Dios en cuanto se le ha dado forma escrita bajo la inspiración del Espíritu Santo; en cambio la sagrada Tradición transmite integralmente la Palabra de Dios, confiada por Cristo Señor y por el Espíritu Santo a los apóstoles, a sus sucesores, para que éstos, iluminados por el Espíritu de verdad, con su predicación la conserven con fidelidad, la expliquen y la difundan”.

“La interpretación de las Sagradas Escrituras no puede ser solamente una labor científica individual, sino que siempre debe ser confrontada, insertada y autenticada con la tradición viva de la Iglesia. Esta norma es decisiva para precisar la relación correcta y recíproca entre la exegesis y el Magisterio de la Iglesia. Los textos inspirados por Dios han sido confiados a la Comunidad de los creyentes, a la Iglesia de Cristo para alimentar la fe y guiar a la vida de caridad”.

El Obispo de Roma se ha despedido de los miembros de la Comisión Bíblica agradeciéndoles su trabajo y manifestando el deseo de que en este Año de la fe, “contribuya a que resplandezca la luz de la Sagrada Escritura en el corazón de los fieles”.



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 Fuente:
VATICAN INFORMATION SERVICE 
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