Jubileo de las 40 Horas - Diciembre 2011


V. Sea por siempre bendito y alabado.
R. Mi Jesús Sacramentado.

Padre nuestro, Ave María y Gracia.




ACTO DE ADORACIÓN

Señor mío, Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre: Te adoro realmente presente en el augusto Sacramento del Altar. Mi Señor y mi Dios: En esta Hostia santa, confieso y de ninguna manera dudo, de la verdad de la presencia de tu Cuerpo y Sangre, Alma y Divinidad. Que todas las criaturas del cielo y de la tierra te alaben y te rindan infinitas acciones de gracias por el gran amor con que bajaste del cielo hasta nosotros, y por habernos dejado en prenda de ese amor tu mismo Cuerpo vivo e inmortal. Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten misericordia de nosotros. Danos tu paz y alimenta nuestras almas con esa comida espiritual, para que, ni en la vida ni en la muerte, nos separemos jamás de Ti. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.


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TURNOS DE ADORACIÓN - DICIEMBRE 2011


1 - 2
Monasterio de Trinitarias. Jr. Áncash 790, Lima.
Santa Liberata. Alameda de los Descalzos, Rímac.

3 - 4 - 5
Iglesia Cristo Rey. Villa Militar, Chorrillos.

6 - 7 - 8
Esclavas del Sagrado Corazón. Garcilazo de la Vega.
Monasterio de Jesús, María y José. Jr. Camaná 191, Lima.

9 - 10 - 11
Santuario de San José, el Justo. Nicolás Ayllón cdra. 4, La Victoria.

12 - 13 - 14
Nuestra Señora del Monte Carmelo. Los Próceres Este, Surco.
Santa María de Nazaret. Calle 4 y 15, Urb. Los Sauces, Surquillo.

15 - 16 - 17
Nuestra Señora de Copacabana. Jr. Chiclayo 383, Rímac.
Nuestra Señora del Prado. Jr. Junín 1411, Lima.

18 - 19 - 20
Basílica de San Francisco. Jr. Áncash 471, Lima.

21 - 22 - 23
Monasterio del Carmen. Jr. Junín 1100, Barrios Altos (Lima)
Iglesia de Jesús Hostia. Bellavista 170, Miraflores.

24 - 25 - 26
Santa Rosa de Santa María. Jr. Miró Quesada 605, Lima.

27 - 28 -29
San Pedro. Jr. Azángaro 451, Lima.

30 - 31
Basílica del Rosario. Jr. Camaná 170, Lima.



Fuente: "Jubileo de las 40 Horas, Año 2011". Arzobispado de Lima.

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Para enterarnos más sobre el Jubileo, visitemos las anteriores publicaciones:









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Oración con la Corona de Adviento: 1º Semana



Primera Semana
Todos hacen la señal de la cruz.
(Las lecturas se pueden repartir de antemano entre la familia pero es significativo que la cabeza del hogar tome las lecturas principales):

Líder: "Nuestro auxilio es en el nombre del Señor"
Todos: "Que hizo el cielo y la tierra"
Líder: "En los días de adviento, recordamos nuestra espera en la liberación del Señor. Siempre necesitamos Su salvación. En torno a esta corona recordaremos su promesa.

Lectura del profeta Isaías 9:1-2
El pueblo que andaba a oscuras vio una luz grande.
Los que vivían en tierra de sombras una luz brilló sobre ellos.
Acrecentaste el regocijo, hiciste grande la alegría.
Alegría por tu presencia, cual la alegría en la siega,
como se regocijan repartiendo botín.
"Palabra de Dios"
Todos: "Te alabamos Señor".

Líder: Rm. 13, 11-12. "Ya es hora de despertaros del sueño, porque ahora nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer. La noche está avanzada, el día se echa encima: dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz"

Bendición de la corona
Líder: Bendícenos Señor y a esta corona de adviento.
"Señor Dios nuestro, te alabamos por tu Hijo Jesucristo:
Él es Emmanuel, la esperanza de los pueblos,
La sabiduría que nos enseña y guía,
El Salvador de todas las naciones.
Señor Dios que tu bendición descienda sobre nosotros al encender las velas de esta corona.
Que la corona y su luz sean un signo de la promesa del Señor que nos trae salvación.
Que venga pronto y sin tardanza.
Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor.”
Todos: "amen".

Se enciende la primera vela
Líder: "Bendigamos al Señor"
Todos hacen la señal de la cruz mientras dicen: "Demos gracias a Dios".

Recordamos la virtud de la Fe
La Anunciación
La Virgen María, como el pueblo judío, esperaba la venida del Salvador, rezaba, leía, meditaba y guardaba las Sagradas Escrituras en su corazón.
Nosotros nos preparamos para dar nuestro "Si" unidos a María en la Anunciación.
Tiempo de silencio / Tiempo de intercesión
Padre Nuestro / Ave María.

Oración final
"Dios todopoderoso, aviva en tus fieles, al comenzar el Adviento, el deseo de salir al encuentro de Cristo, que viene, acompañado por las buenas obras, para que, colocados un día a su derecha, merezcan poseer el reino eterno. Por nuestro Señor Jesucristo.

Todos: "Amén".



Homilía - Vigilen, que Él viene - Domingo 1º ADVIENTO (B)






P. José Ramón Martínez Galdeano, S.J. 

Lecturas: Is 63,16-17; 64,1.3-8; S 79; 1Cor 1,3-9; Mc 13,33-37

Una de las características necesarias para la lectura inteligente de la Sagrada Escritura es leerla iluminando la vida con su luz. Sólo proyectándolo sobre nuestra vida y nuestra circunstancia, el texto adquiere claridad y fuerza para conocer y obrar bien en situaciones concretas. No atenerse a esta regla es desvirtuar a la Biblia de su eficacia.

Empezamos hoy un período preparatorio para la Navidad. La Iglesia usa los textos hoy leídos para indicarnos cómo debemos prepararnos ahora para ese gran acontecimiento próximo. Pueden resumirse así: La primera lectura es una oración que recuerda la liberación de Egipto y pide a Dios que venga otra vez. La segunda alude a los grandes dones y carismas espirituales que Dios ya ha dado a los Corintios y quiere seguir dándoles; dones semejantes nos ha dado Dios a nosotros y quiere seguir dándonos. El evangelio avisa de la constante vigilancia con que necesitamos vivir, pues no sabemos cuándo llegará Cristo a juzgar ni a salvar. Jesús se refiere directamente al fin del mundo; pero la Iglesia recuerda que la vigilancia es una necesidad normal de la vida cristiana. Dios viene por sorpresa, es una constante en Él, hay que estar atentos, “temo a Jesús que pasa” –dice San Agustín–. Esta Navidad puede llegar a ti con dones muy grandes; ¡vela!, no sea que pierdas una oportunidad preciosa.

La riqueza de la Navidad es el mayor acontecimiento de la historia. Podría pensarse en el final de la última guerra mundial, en la emancipación del Perú y aun de toda América. La importancia de la Navidad es infinitamente mayor; ha hecho de la historia del hombre una “historia de salvación”. Esto significa que Dios salvador es un actor interno dentro de la historia del género humano; no está al margen más allá de las galaxias ni meramente contemplando, sino que ha intervenido ya y sigue interviniendo. Entendamos bien. El Hijo de Dios ha tomado carne en el seno de la Virgen María, ha predicado el Evangelio, ha fundado la Iglesia católica, que está presente y actúa hoy. Y todavía hay algo más transcendental, que es el fin de todo ello. Porque aquella historia de hace 2.000 años ha de hacerse historia en cada uno: Cristo ha de nacer, morir y resucitar en cada uno de nosotros.

La historia, comenzada en la primera Navidad, se repite hoy. Hoy en el interior de cada uno, gracias a la Iglesia que mantiene y amplifica la presencia y acción salvadora de Cristo, Jesús sigue naciendo, sigue anunciando su Evangelio, sigue curando y perdonando, sigue llamando, muriendo y resucitando. Vigilar es estar atentos a todo lo que hoy Cristo realiza en el espíritu de cada uno; porque Cristo resucitado está vivo y sigue actuando en la Iglesia y en nosotros. Vigilar es advertir, darse cuenta de esta presencia continua del Espíritu de Cristo y de su acción en nuestra mente y nuestro corazón.

Vigilamos si no olvidamos que el Espíritu de Cristo está presente en nosotros cuando, haciendo un acto de fe, le ofrecemos una obra buena hecha de la forma más perfecta posible y con el mayor interés y alegría por ser para él; cuando le pedimos su luz y su ayuda para ello y para hacerlo con el mayor amor posible para con Dios y con el prójimo. Estamos vigilantes cuando tenemos buen cuidado de que egoísmos, presunciones, orgullo infantil y otros instintos malsanos de nuestra alma los rechazamos en la medida de nuestras posibilidades. Estamos vigilantes cuando en la escucha o la lectura de la Palabra somos conscientes de que es la Palabra de Dios y nos hace revisar nuestra vida y advertimos los puntos en que nos desviamos y bajo la luz del Espíritu tratamos de corregirnos. Vigilamos cuando al toque caemos en cuenta de que hemos fallado en algo, aun pequeño, que nos impide ser del todo como Cristo.

Acostumbrémonos a velar como los pastores; seremos invitados a Belén y la alegría del Espíritu nos inundará. Repitamos por eso la oración de Isaías: “¡Ojalá rasgases el cielo y bajases, derritiendo los montes con tu presencia! Jamás oído oyó ni ojo vio un Dios fuera de ti, que hiciera tanto por el que espera en él. Sales al encuentro del que practica gozosamente la justicia y se acuerda de tus caminos”.

El adviento y la Navidad son tiempos de gracia. Estemos atentos a lo que Dios inspira y hace en nosotros, en los que nos rodean, en toda la Iglesia: “En mi acción de gracias a Dios –hemos escuchado a Pablo– les tengo siempre presentes por la gracia que Dios les ha dado en Cristo Jesús (se habían convertido por la predicación de Pablo). Pues por él han sido enriquecidos en todo: en el hablar y en el saber (también ustedes lo serán, si se mantienen abiertos a la acción de Dios). El testimonio de Cristo se ha confirmado en ustedes, hasta el punto de que no les falta ningún don a los que aguardan la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. El los mantendrá firmes (es decir “les seguirá ayudando con su gracia”) hasta el final, para que no tengan de qué acusarlos en el día de la venida de nuestro Señor Jesucristo. Porque Dios es fiel, y Él los llamó a vivir en comunión con su Hijo, Jesucristo Señor Nuestro”.

Que esta comunión con Cristo crezca en ustedes; les hará crecer en la comunión con su familia y con todos los hombres sus hermanos.



Voz de audio: Guillermo Eduardo Mendoza Hernández.
Legión de María - Parroquia San Pedro, Lima. 
Agradecemos a Guillermo por su colaboración.

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P. José Ramón Martínez Galdeano, jesuita
Director fundador del blog

Ofrecimiento Diario - Intenciones para el mes de Diciembre


APOSTOLADO
DE LA
ORACIÓN

INTENCIONES PARA EL MES DE
DICIEMBRE




Ofrecimiento Diario

Ven Espíritu Santo, inflama nuestro corazón en las ansias redentoras del Corazón de Cristo, para que ofrezcamos de veras nuestras personas y obras, en unión con él, por la redención del mundo.

Señor mío y Dios mío Jesucristo:

Por el Corazón Inmaculado de María me consagro a tu Corazón y me ofrezco contigo al Padre en tu santo sacrificio del altar; con mi oración y mi trabajo, sufrimientos y alegrías de hoy, en reparación de nuestros pecados y para que venga a nosotros tu reino.

Te pido en especial por las intenciones encomendadas al Apostolado de la Oración.


Por las Intenciones del Papa

Intención General:

Para que todos los pueblos de la tierra crezcan en la concordia y la paz, por medio del conocimiento y respeto mutuo.






Intención Misional:

Para que los niños y los jóvenes sean mensajeros del Evangelio y para que su dignidad sea siempre respetada y preservada de toda violencia y explotación.




Por las Intenciones de la Conferencia
Episcopal Peruana

Para que la sexualidad humana se ponga al servicio del amor y de la vida en la unión estable matrimonial de un hombre y una mujer, con su significado unitivo de crecer en el amor por el gozo compartido de la unión y con su significado procreador.




Concordia y Paz de todos los pueblos

“... La paz es al mismo tiempo un don y una tarea. Si bien es verdad que la paz entre los individuos y los pueblos... supone un compromiso permanente, también es verdad... que la paz es un don de Dios. En efecto, la paz es una característica del obrar divino, que se manifiesta tanto en la creación de un universo ordenado y armonioso como en la redención de la humanidad, que necesita ser rescatada del desorden del pecado... la paz es también una tarea que a cada uno exige una respuesta personal coherente...” (Benedicto XVI, XL Jornada Mundial de la Paz 8.12.2006. Extracto)


Dignidad de los niños y jóvenes

“... La imagen del Niño Jesús, con la ternura de su infancia nos permite además percibir la cercanía de Dios y su amor. Comprendemos lo precioso que somos a sus ojos porque, precisamente gracias a Él nos hemos convertido en hijos de Dios... en el rostro de cada ser humano... brilla la imagen de Dios... ¡Cuántos niños no son amados ni acogidos ni respetados!... Que se reserve a los menores el respeto y la atención que se les debe: los niños son el futuro y la esperanza de la humanidad... Vosotros sois los predilectos del corazón del Niño Jesús, corresponded a su amor... sed obedientes, amables y caritativos... rezadle también por mí...” (Benedicto XVI. Visita al “Niño Jesús de Praga”, 26.9.2009. Extractos).


Aparecida - Misión Continental

“La familia, pequeña iglesia, debe ser, junto con la Parroquia, el primer lugar para la iniciación cristiana de los niños” (n 302)”.


Eucaristía

Misa por la paz y la justicia (Misal romano).


Palabra de Dios

Salmo 84,10-13. La justicia y la paz se besan.
Efesios 2,14-22. Cristo es nuestra paz.
Mateo 5,9. Dichosos los que trabajan por la paz.


Reflexionemos

¿Cómo favorecer la paz en nuestras familias y en nuestro ambiente social?
“No hay paz sin justicia, ni justicia sin perdón” (Juan Pablo II)
¿Cómo practico el servicio a la justicia y el perdón?

P. Antonio González Callizo, S.J. Director Nacional del Apostolado de la Oración.


Invitación

A participar de la Misa dominical de 11:00 AM en la Parroquia de San Pedro y a acompañarnos en las reuniones semanales a las 12:00PM en el claustro de la parroquia, todos los domingos. Asimismo, invitamos a la Misa de los primeros viernes de cada mes en Honor al Sagrado Corazón de Jesús, a las 7:30 PM en San Pedro.


También visítenos en:

http://www.apostlesshipofprayer.net
www.jesuitasperu.org Apostolado parroquial
www.sanpedrodelima.org


¡ADVENIAT REGNUM TUUM! ¡Venga a nosotros tu reino!


Apostolado de la Oración
Azángaro 451, Lima


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¿Cómo vivir el Adviento?


P. Adolfo Franco, S.J. Mc. 13, 33-37

Llega de nuevo el Adviento, el tiempo de la esperanza, vamos al encuentro de Jesús que nace entre nosotros. Con este domingo empieza el Nuevo Año litúrgico del ciclo B.

En este párrafo del evangelio se repite con insistencia, y se nos advierte casi como una advertencia: estén alerta, vigilen, estén en vela. Y con esta exhortación la liturgia nos introduce en este hermoso tiempo del Adviento.

La vigilancia es una actitud cristiana importantísima. Vigilar es lo contrario del abandono, del estar adormilados. Vigilar es poner todas las facultades de la persona en alerta y en acción, tomar conciencia de que algo importante está por ocurrir. La actitud contraria a la vigilancia es el descuido, la pereza.

¿Y por qué se nos dice que debemos vigilar? Por la certeza de que el Señor está para llegar, y se merece que lo estemos esperando; y que le estemos esperando siempre, porque además no sabemos cuándo vendrá.

La venida del Señor, la espera, la vigilancia, la alegría de esta venida es el contenido del mensaje que nos trae este hermoso tiempo del Adviento. El Adviento es un tiempo de preparación para la llegada del Señor.

Pero el Adviento tiene además otros significados: litúrgicamente es el tiempo anterior a la Navidad: para recibir bien la Navidad, hay que pasar por el Adviento, o sea el Adviento en este caso es una preparación interior para celebrar la Navidad como cristianos. Y en este sentido sus reflexiones tienen dos contenidos: la penitencia que nos ayude a crecer espiritualmente, y la alegría por anticipar el encuentro hermoso con Jesús que nacerá como un niño.

Pero también el Adviento significa la espera de la segunda venida del Señor. Todo el tiempo de la historia, después de que Cristo subió al cielo, es un Adviento. En este caso el Adviento le da sentido a todos los acontecimientos, sucesos e historia del ser humano. La historia adquiere significado, porque apunta a la segunda venida de Cristo. La historia es una flecha que apunta a Cristo: esto es también el Adviento. Y como consecuencia el Adviento nos dice que como cristianos, debemos tener esa actitud firme y llena de paz que es la esperanza sobrenatural. Nuestras vidas personales, la historia que es el conjunto de las vidas de todos, no es un río que se precipita en una catarata, en el abismo; sino que nuestras vidas y la historia se apresuran caminando al encuentro de Aquel que nos ama y nos busca. Este es otro sentido del Adviento, que también debemos recordar.

Pero además el Adviento es un tiempo para recordar y gozar el acontecimiento más hermoso que conviene recordar: el Nacimiento de Jesús en nuestro mundo. Este hecho que ocurrió, y del que depende nuestra salvación, lo recordamos y lo festejamos, porque es el encuentro de Dios con los hombres en nuestro pequeño mundo, en el portal de Belén. Es un misterio de amor, de ternura, de grandeza y de pequeñez (simultáneamente): no hay nada más grande que Dios, y es un gesto de una grandeza increíble el que haya querido venir a nuestro mundo. Y por otra parte nos señala la pequeñez, la infancia como signo de Dios.

Estos sentidos tiene el Adviento, que se abre con este domingo. Y esta debe ser la tónica de nuestras celebraciones, y de nuestras reflexiones. Por eso el Adviento es un tiempo de alegría pero aún no completa, aún le falta algo, porque aún no ha nacido Dios. Es un tiempo de penitencia, pero la penitencia de alguien que se está preparando para una fiesta.

Y en el Adviento no podemos dejar de pensar en la Virgen. Ella es la protagonista de esta espera. La que esperó la primera Navidad es María, que vivió un Adviento de nueve meses. El Adviento debe tener todas las ilusiones y alegrías que tenía María en su corazón sabiendo que llevaba consigo al Salvador.



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Agradecemos al P. Adolfo Franco, S.J. por su colaboración.

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Autobiografía de San Ignacio - Capítulo V

Texto recogido por el P. Luis Gonçalves da Camara entre 1553 y 1555


Capítulo V

49. Partieron el otro día y, llegados a Cipro, los pelegrinos se apartaron en diversas naves. Había en el puerto tres o cuatro naves para Venecia. Una de turcos, y otra era un navío muy pequeño, y la tercera era una nave muy rica y poderosa de un hombre rico veneciano. Al patrón desta pidieron algunos pelegrinos quisiese llevar el pelegrino; mas él, como supo que no tenía dineros, no quiso, aunque muchos se lo rogaron, alabándole etc. Y el patrón respondió que, si era santo, que pasase como pasó Santiago, o una cosa símile. Estos mismos rogadores lo alcanzaron muy fácilmente del patrón del pequeño navío. Partieron un día con próspero viento por la mañana, y a la tarde les vino una tempestad, con que se despartieron unas de otras, y la grande se fue a perder junto a las mismas islas de Cipro, y sólo la gente salvó; y la nave de los turcos se perdió, y toda la gente con ella, con la misma tormenta. El navío pequeño pasó mucho trabajo, y al fin vinieron a tomar una tierra de la Pulla. Y esto en la fuerza del invierno; y hacía grandes fríos y nevaba; y el peregrino no llevaba más ropas que unos zaragüelles de tela gruesa hasta la rodilla, y las piernas nudas, con zapatos, y un jubón de tela negra, abierto con muchas cuchilladas por las espaldas, y una ropilla corta de poco pelo.

50. Llegó a Venecia mediado Enero del año 24, habiendo estado en el mar desde Cipro todo el mes de Noviembre y Deciembre, y lo que era pasado de Enero. En Venecia le halló uno de aquellos dos, que le habían acojido en su casa antes que partiese para Hierusalem, y le dió de limosna 15 ó 16 julios y un pedazo de paño, del cual hizo muchos dobleces, y le puso sobre el estómago por el gran frío que hacía. Después que el dicho pelegrino entendió que era voluntad de Dios que no estuviese en Hierusalem, siempre vino consigo pensando quid agendum, y al fin se inclinaba más a estudiar algún tiempo para poder ayudar a las ánimas, y se determinaba ir a Barcelona; y así se partió de Venecia para Génova. Y estando un día en Ferrara en la iglesia principal, cumpliendo con sus devociones, un pobre le pedió limosna, y él le dió un marquete, que es moneda de 5 ó 6 cuatrines. Y después de aquel vino otro, y le dió otra monedilla que tenía, algo mayor. Y al 3º, no teniendo sino julios, le dió un julio. y como los pobres veían que daba limosna, no hacían sino venir, y así se acabó todo lo que traía. Y al fin vinieron muchos pobres juntos a pedir limosna. El respondió que le perdonasen, que no tenía más nada.

51. Y así se partió de Ferrara para Génova. Halló en el camino unos soldados españoles, que aquella noche le hicieron buen tratamiento; y se espantaron mucho cómo hacía aquel camino, porque era menester pasar cuasi por medio de entrambos los ejércitos, franceses y imperiales, y le rogaban que dejase la vía real, y que tomase otra segura que le enseñaban. Mas él no tomó su consejo; sino caminando su camino derecho, topó con un pueblo quemado y destruído, y así hasta la noche no halló quien le diese nada para comer. Mas cuando fue a puesta de sol, llegó a un pueblo cercado, y las guardas le cogieron luego, pensando que fuese espía; y metiéndole en una casilla junto a la puerta, le empezaron a examinar, como se suele hacer cuando hay sospecha; y respondiendo a todas las preguntas que no sabía nada. Y le desnudaron, y hasta los zapatos le escudriñaron, y todas las partes del cuerpo, para ver si llevaba alguna letra. Y no pudiendo saber nada por ninguna vía, trabaron dél para que viniese al capitán; que él le haría decir. Y diciendo él que le llevasen cubierto con su ropilla, no quisieron dársela, y lleváronle así con los zaragüelles y jubón arriba dichos.

52. En esta ida tuvo el pelegrino como una representación de cuando llevaban a Cristo, aunque no fue visión como las otras. Y fue llevado por tres grandes calles; y él iba sin ninguna tristeza, antes con alegría y contentamiento. El tenía por costumbre de hablar, a cualquiera persona que fuese, por vos, teniendo esta devoción, que así hablaba Cristo y los apóstoles etc. Yendo ansí por estas calles, le pasó por la fantasía que sería bueno dejar aquella costumbre en aquel trance y hablar por señoría al capitán, y esto con algunos temores de tormentos que le podían dar etc. Mas como conosció que era tentación: pues así es, dice, yo no le hablaré por señoría, ni le haré reverencia, ni le quitaré caperuza.

53. Llegan al palacio del capitán, y déjanle en una sala baja, y de allí a un rato le habla el capitán. Y él sin hacer ningún modo de cortesía, responde pocas palabras, y con notable espacio entre una y otra. Y el capitán le tuvo por loco, y ansí lo dijo a los que lo trajeron: «este hombre no tiene seso; dalde lo suyo y echaldo fuera». Salido de palacio, luego halló un español que allí vivía, el cual lo llevó así a su casa, y le dió con qué se desayunase y todo lo necesario para aquella noche. Y partido a la mañana, caminó hasta la tarde, que le vieron dos soldados que estaban en una torre, y bajaron a prendelle. Y llevándolo al capitán, que era francés, el capitán le preguntó entre las otras cosas, de qué tierra era: y entendiendo que era de Guipusca, le dijo; «yo soy de allí de cerca», paresce ser junto a Bayona; y luego dijo: «llevalde, y dalde de cenar, y hacelde buen tratamiento». En este camino de Ferrara para Génova, pasó otras cosas muchas menudas, y a la fin llegó a Génova, adonde le conosció un viscaino que se llamaba Portundo, que otras veces le había hablado cuando él servía en la corte del rey católico. Este le hizo embarcar en una nave que iba a Barcelona, en la cual corrió mucho peligro de ser tomado de Andrea Doria, que le dió caza, el cual entonces era francés.


Capítulo I

Capítulo II

Capítulo III


Capítulo IV

Capítulo VI

Capítulo VII

Capítulo VIII

Capítulo IX

Capítulo X

Capítulo XI

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La Oración en los Ejercicios Espirituales - 5º Parte

Métodos de oración ignaciana - Continuación


La Contemplación Evangélica



Esta es una forma de oración imaginativa, recomendada por San Ignacio de Loyola en sus Ejercicios Espirituales y empleada frecuentemente por muchos santos. Consiste en escoger una escena de la vida de Cristo y revivirla tomando parte en ella como si ocurriese en el momento presente y tú participases en ese acontecimiento. La manera más eficaz de explicarte cómo se hace es conseguir que tú lo hagas. Para este sencillo ejercicio escogeremos el pasaje del Evangelio según San Juan 5,1-9:

«Después de esto, hubo una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Hay en Jerusalén, junto a la Puerta de las Ovejas, una piscina que se llama en hebreo Bezatá con cinco pórticos. En ellos yacían una multitud de enfermos, ciegos, cojos, paralíticos, esperando la agitación del agua. Porque el ángel del Señor bajaba de tiempo en tiempo a la piscina y agitaba el agua; y el primero que se metía después de la agitación del agua quedaba curado de cualquier mal que tuviese. Había allí un hombre que llevaba enfermo treinta y ocho años. Jesús, viéndole tendido y sabiendo que llevaba ya mucho tiempo, le dice: <¿Quieres curarte?> Le responde el enfermo: ¡Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se agita el agua; y mientras yo voy, otro baja antes que yo! Jesús le dice: . Y al instante el hombre quedó curado, tomó su camilla y se puso a andar»

Pacifícate interiormente, como preparación para la contemplación, haciendo alguno de los ejercicios de relajación… vas consiguiendo el silencio exterior e interior… comienzas tu oración…

Ahora imagina la piscina llamada Bezatá… los cinco pórticos… la piscina… los alrededores… Toma el tiempo necesario para imaginar la puesta en escena lo más vivamente que puedas, imagínate a ti mismo viendo el lugar… ¿Qué clase de lugar es? ¿Limpio o sucio? ¿Grande o pequeño?... Observa su arquitectura… Nota el clima…

Una vez preparada la composición, haz que toda la escena se llene de vida: contempla las personas que están junto a la piscina… ¿Hay muchas personas?... ¿Qué clase de gente son?... ¿Cómo van vestidas?... ¿Qué hacen?... ¿Qué tipo de enfermedad padecen?... ¿Qué dicen?... ¿Qué hacen?...

No basta con que observes la escena desde fuera, como si se tratase de una película o de una obra de teatro… Es necesario que participes en ella… ¿Qué haces tú dentro de la escena?... Por qué has venido a este lugar?... ¿Qué sientes cuando lo contemplas y ves a estas personas?... ¿Qué haces?... ¿Hablas con alguien?... ¿Con quién?...

Fíjate ahora en el enfermo del que habla el evangelio… ¿Dónde se halla situado entre la multitud?... ¿Cómo va vestido?... ¿Está alguien con él?... Acércate y charla con él… ¿Qué le dices o qué le preguntas?... ¿Qué te responde él?... Dedica algún tiempo a recoger el mayor número de detalles sobre su vida y persona… ¿Qué impresión te produce?... ¿Qué sentimientos tienes cuando hablas con él?...

Cuando estás hablando con él, observas por el rabillo del ojo que Jesús ha entrado en este lugar…

Mira todas sus acciones y movimientos… ¿A dónde se dirige?... ¿Cómo se comporta?... ¿Cuáles crees que son sus sentimientos?...

Camina hacia ti y hacia el hombre enfermo… ¿Qué sientes en estos momentos?... Te retiras cuando comprendes que desea hablar con el enfermo… ¿Qué dice Jesús a ese hombre?... ¿Qué le responde el enfermo?... Escucha con atención el diálogo completo –introdúcelo en la narración incompleta del evangelio… Detente especialmente en la pregunta de Jesús: … Presta ahora atención a la orden de Jesús cuando dice al enfermo que se levante y ande… la primera reacción del enfermo… su intento de levantarse… ¡el milagro!... Observa la reacción del hombre… observa las reacciones de Jesús… y las tuyas propias…

Ahora Jesús se vuelve hacia ti… Entra en conversación contigo... Háblale del milagro que acaba de realizarse…

¿Sufres de alguna enfermedad?... ¿física, emocional, espiritual?... Habla de ella con Jesús… ¿Qué tiene que decirte Jesús?... Escucha lo que te responde: <¿No quieres curarte?> ¿Te das cuenta de lo que significa realmente pedir que te cure? ¿Estás dispuesto a cargar con todas las consecuencias que derivan de una curación?... Acabas de llegar a un momento de gracia… ¿Tienes fe en que Jesús puede curarte y de que quiere curarte?... ¿Tienes confianza de que así será como resultado de la fe de todo el grupo que está reunido aquí?... En tal caso, escucha las palabras poderosas que él pronuncia sobre ti para sanarte o cómo coloca sus manos en ti… ¿Qué sientes?... ¿Estás cierto de que las palabras que has escuchado tendrán un efecto sobre ti, que de hecho han producido ya ese efecto aun cuando tú no percibas nada notorio en este momento?... Pasa un rato de oración en calma en compañía de Jesús…

Ahora vamos a esquematizar el ejemplo mostrado para poder identificar qué pasos hemos realizado, el método consiste en:

  1. VER o considerar las personas que aparecen en el pasaje.
  2. ESCUCHAR las palabras dichas o supuestas (lo que dicen o pueden decir las personas del pasaje)
  3. MIRAR o contemplar las acciones que se describen (lo que hacen las personas que intervienen)

Debo tener en cuenta que:

Yo CONTEMPLO, es decir,

Como si yo estuviera presente;

Con recogimiento,

Sin apresurarme.

Esta manera de contemplar las escenas del Evangelio pone en juego la fe, la inteligencia, la imaginación, el afecto, todo mi ser.

Apliquemos estos pasos, a modo de ejemplo, a la escena de la “Tempestad” de Mateo 8,23:

Las personas

Ver a los apóstoles llenos de miedo en la barca que parece hundirse…

Mientras Jesús duerme “en la popa”, al parecer indiferente…

Las palabras

Oír el diálogo, como si yo mismo dirigiera al Señor las palabras que los Apóstoles le dirigen, o vinieran dirigidas a mí las palabras de Jesús:

- ¡Señor, ayúdanos!

- ¿Por qué tienen miedo?...

Quedarme oyendo y repitiendo una vez y otra vez las palabras, haciéndolas mías, poniéndolas en nuestra situación…

Las acciones

Contemplar a Jesús que se levanta y, de pie, ordena al mar… “Y hubo gran calma…”

Estas acciones, Jesús las sigue realizando ahora…

Y así sucesivamente, una vez y otra vez, mezclado o combinando el oír con el ver, sin apresurarme, sin querer agotar todo el tema o tener ansia por pasar adelante… al final de todo, haré un coloquio, es decir, una conversación directa con Cristo, para pedirle, darle gracias, contarle mis cosas… Y, antes de levantarme, diré un Padrenuestro u otra oración vocal que me dé devoción.

Veamos otro ejemplo: el pasaje de Zaqueo el publicano, en Lucas 19:

Las personas

Ver a la multitud.

Y entre ella, a Zaqueo, pequeño de estatura, subiéndose al árbol porque quiere ver al Señor,

Y a Jesús, avanzando hacia él…

Las palabras

Oír el llamado de Jesús (igualmente, como si me llamara a mí) “Zaqueo, bájate de allí porque es preciso que me aloje hoy en tu casa…”

Las acciones

De ese hombre escogido por Cristo:

Recibe a Jesús “con gozo”. Decide repartir sus bienes (“daré la mitad…”) y reparar el mal que ha causado (“Si a alguien estafé, le devolveré cuatro veces más”). La sola cercanía del Señor lo ha convertido…

Y de Cristo, acogido al publicano Zaqueo y en su persona a todos los publicanos y pecadores (acogiéndome a mí…)

Trayendo la salvación a esta casa.

Afrontando la incomprensión y crítica de los fariseos por estar alojado en casa de pecador…

Y así sucesivamente, como hemos dicho. Al final, un coloquio para agradecer al Señor que me acoja y perdone, para pedirle perdón u otros dones, etc. Y diré un Padrenuestro.

Después de cierto tiempo de experiencias con este método, se encontrará, quizá, algún interés en las indicaciones siguientes:

  1. Centrar el interés claramente en la persona de Jesucristo…

- En las actitudes que manifiesta, a través de las cuales se nos muestra el camino para su seguimiento hoy;

- En las intenciones que tiene para con los hombres, en especial, los pobres y los pecadores, y que son intenciones de amor, de solidaridad, de voluntad salvadora;

- En el mensaje siempre vivo que nos dirige.

  1. Verlo como el Cristo, Hijo del Dios vivo:

- Verbo encarnado, Hombre-Dios, Camino, Verdad y Vida,

- Que nos lleva al Padre,

- Salvador y liberador,

- Entregado por nuestra liberación y redención.

  1. Pasar conscientemente del Jesús histórico al Cristo actual, viviente, que sigue hoy y aquí realizando esas mismas acciones salvadoras, en nuestra historia, a través de la Iglesia, por medio del Espíritu Santo. Porque los actos del Verbo Encarnado tienen una realidad eterna y; resucitado, vive entre nosotros.

“Zaqueo (soy yo), es preciso que hoy me aloje en tu casa”

“Tomás (que soy yo), mete tu mano en mi costado”

“Cualquiera que hace la voluntad de Dios, es mi hermano y mi hermana y mi madre”

“Aquel que cree en mí hará lo que yo hago y mucho más”

Todo esto es para mí que hago oración.

Puede decirse que cada una de las escenas de Palestina recogen la realidad actual, y que cada una de las palabras de Cristo es la expresión de los sentimientos que actualmente experimenta, a la vez que marcan el camino para seguirlo aquí y ahora.



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Referencias:

Guías de ayuda para hacer los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola en la vida corriente. Ignacio Huarte, S.J.

SADHANA: un camino de oraciónAnthony de Mello S.J.

Métodos Ignacianos de OraciónEquipo de Pastoral Juvenil, Compañía de Jesús en el Perú. Lima.

Para sentir y gustar con Dios. Módulo Taller de Oración CristianaEncuentros, Casa de la Juventud, Lima. 1998.


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