Homilía: El precio de la libertad interior - 8º Domingo (TO) A



P. José Ramón Martínez Galdeano, S.J.

Lecturas
: Is 49,14-15; S. 61; 1Cor 4,1-5; Mt 6,24-34



Recordemos dónde habíamos dejado el discurso del Sermón del monte: “Por tanto, sean perfectos como su Padre celestial es perfecto”. Corregía a la misma palabra de Dios con la que, por Moisés, se había revelado. A partir de ahora sería posible y se exigiría una perfección moral mayor. Jesús dedica así ahora su discurso a explicar cómo practicar otras virtudes necesarias para ser “grande en el Reino de los Cielos” (5,19).

En este ciclo litúrgico la Iglesia selecciona unos temas del Sermón del monte, dejando los demás para comentarlos con pasajes que repite San Lucas. El de hoy podría titularse “de la ambición de riquezas y de la confianza en Dios”.

Las ganas de ser rico es la tentación más general con que el Demonio tienta y desvía a las personas que, como nosotros, hemos descubierto el amor de Jesucristo, para que no lleguemos a su meta de hacer del Señor el objeto de nuestras vidas. San Ignacio en sus Ejercicios lo advierte. Culminado el proceso de conversión, propone todo un día de meditación y oración para que el ejercitante alcance la gracia de darse cuenta de que el camino para alcanzar a Cristo es el de la pobreza y las humillaciones, y por el contrario el de la avaricia y éxito social es el modo normal de Satanás para engañar.

En la perícopa de hoy Cristo nos enseña que hay que despreciar las riquezas y que lo que con todo cuidado y antes de todo hay que tener presente y hemos de buscar es el Reino de Dios. Por eso hemos de alejar de nosotros toda preocupación por las riquezas. Jesús usa varios argumentos: Primero, los bienes de este mundo pueden ser robados, los del Cielo no. Segundo, poner en el dinero nuestra felicidad convierte a nuestro corazón en su esclavo. Tercero, en este proceso el dinero acaba por hacerse el mayor y hasta único valor humano, norma y medida de los demás; otros valores humanos ya no cuentan. Cuarto y por fin, el afán de hacerse rico esclaviza e impide otros valores y virtudes; es imposible que esa persona pueda servir a Dios.

El evangelio de hoy comienza recogiendo este último argumento y pasa luego a considerar de modo muy hermoso y no exento de belleza la providencia de Dios, en la que siempre debemos confiar.

“Nadie puede estar al servicio de dos amos”. Trasladémonos a aquellos tiempos. Está vigente la esclavitud. No es trabajar en horas diferentes para empleadores diferentes. El esclavo es como una cosa. Se compra, se vende, el dueño le puede atormentar y hasta matar. El esclavo no tiene derecho alguno. Es claro que en estas condiciones un esclavo no puede tener sino un dueño. Por eso el argumento de Cristo es válido y claro: “(Ustedes) no pueden servir a Dios y al dinero”. El servir a Dios exige toda la vida: “Amarás al Señor con todo tu corazón, con todas tus fuerzas, con toda tu alma” (Mt 22,37). Todo lo que un cristiano hace, Dios debe querer que lo haga. “Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo” (Mt 6,10).

Pero también el dinero exige la dedicación de todo el hombre. Es el problema de muchos hombres de negocios y dirigentes de grandes empresas. Un pequeño error causa la pérdida de millones, una decisión desafortunada puede llevarlo de la sobreabundancia a la ruina, del más grande prestigio puede pasarse a la miseria. Hemos visto en nuestros días pasar de la vida más lujosa hasta la cárcel, porque las circunstancias económicas cambiaron. Hay que tomar continuamente decisiones arriesgadas. Sería demasiado largo y aburrido enumerar los peligros, angustias, preocupaciones, tentaciones graves de inmoralidad, robo y hasta en casos de crímenes que invaden las cabezas de los responsables de las grandes riquezas. Con frecuencia se oye de suicidios y de familias que se rompen, lo que es señal clara de que a sus miembros les faltó felicidad y fracasaron en construir una vida en el amor.

Tras la seria advertencia, Jesús nos da su secreto, un secreto que es naturalmente para los creyentes, para los que queremos seguirle, que no te lo dan los medios de comunicación, un secreto que es monopolio de los pobres de espíritu. Vuelve a recordar que habla con la autoridad de Dios: “Por eso les digo: No estén agobiados por la vida, pensando qué van a comer o beber, ni por el cuerpo, pensando con qué se van a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento y el cuerpo más que el vestido?. Miren las aves del cielo: ni siembran, ni cosechan, ni almacenan y sin embargo el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes más que ellas?”. No podemos negar que, además de fuerza lógica para un cristiano que se sabe hijo de Dios, el argumento tiene belleza, la belleza que también otras veces ilumina las palabras del Señor. Y prosigue así: “¿Quién de ustedes, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida? ¿Por qué se agobian por el vestido? Fíjense cómo crecen los lirios del campo: no trabajan ni hilan. Y les digo que ni Salomón en todo su esplendor estaba vestido como uno de ellos. Pues si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por ustedes, gente de poca fe?”.

Y acaba resumiendo los argumentos y sacando la conclusión: “No anden agobiados, pensando qué van a comer, o qué van a beber, o con qué se van a vestir. Los paganos se afanan por esas cosas. Ya sabe su Padre del cielo que tienen necesidad de todo eso”. El que sólo piensa en esas necesidades materiales y las pone como razón para no buscar el reino de Dios y su justicia, en la práctica es como si no tuviera fe, es un pagano. Dios no cuenta en su vida.

Y la conclusión definitiva: "Sobre todo"; hay que ocuparse también de esto, pero no debe ser ni la primera ni, menos, la única preocupación: "sobre todo busquen el reino de Dios y su justicia; lo demás se les dará por añadidura. Por tanto no se agobien por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus problemas". Quisiera subrayarles la conclusión: Buscar y construir el Reino de Dios. Esforcémonos en practicarla. Pidamos a Dios ayuda para ello. No tendremos estrés, no nos veremos psicológicamente hundidos. Con facilidad veremos a Dios cercano cuando un problema desaparezca como una pompa de jabón, un temor se lo lleve el viento, una oportunidad feliz les solucione un problema grande o pequeño. Y cuando esto suceda, demos gracias a Dios. Porque "como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles. Los días del hombre duran lo que la hierba: el viento la roza y ya no existe. Pero la misericordia del Señor dura para siempre" (S. 103, 13.15-17)




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Busca primero a Dios


P. Adolfo Franco, S.J.

Reflexión del Evangelio

Mt. 6, 24-34

La confianza en la Providencia de Dios es el único verdadero apoyo que sea apoyo firme.


Tres afirmaciones: si servimos al dinero, no servimos a Dios; confiar en la Providencia y no dejarnos agobiar por las preocupaciones; lo prioritario en nuestra vida es buscar el Reino de Dios y su justicia.

Jesús en este párrafo del Evangelio de San Mateo, dentro del sermón del monte, nos dice cuál debe ser la principal meta de la vida. Lo principal es buscar el Reino de Dios y su justicia. O sea se trata de que lo fundamental es buscar a Dios, relacionarse con El, entregarse a Dios, llenarse de su amor y entregarle todo el nuestro. Todo lo demás vendrá como una consecuencia, como una añadidura. Es necesario señalar que no se trata de que si buscamos a Dios, después estaremos inundados por todos los bienes materiales, incluso que obtendremos todos nuestros caprichos. Y no es ése el sentido de la segunda frase de Jesús “que todo lo demás se nos dará como añadidura”. Lo que quiere decir el Señor es que todo lo demás que es secundario, se nos concederá en la medida que nos sea necesario.

El ser humano tiene muchas metas en la vida y no siempre escogemos como central para nuestra existencia lo que es realmente central. Para muchas personas el enriquecerse es la meta a la cual subordina todo lo demás, y es la meta que consume todas sus energías. Esto es demasiado frecuente. Pero hay diversas metas que se escogen como prioritarias por encima de lo que es escoger a Dios como fundamental. También el saber en las ciencias se escoge como prioritario, y a eso se dedican las noches y los días. Todo lo demás queda subordinado a eso. En otros casos es el afán de poder. Y además a veces esa meta cambia en las distintas etapas de la vida. Pero en todos esos casos se busca primero la añadidura como si fuera lo fundamental, y en cambio el que queda como añadidura es Dios.

Jesús corrige ese planteamiento de la existencia y nos orienta: “Busca primero a Dios”. De hecho es una forma diferente de lo que nos dice el primer mandamiento.

El párrafo del Evangelio que vamos comentando nos añade otras enseñanzas que se relacionan con ésta que es la central. No podemos servir a Dios y al dinero. No se puede tener dos amos. Y una vez más nos da la alerta del peligro que tiene el dinero para el corazón humano. Muy fácilmente el hombre puede convertirse en servidor del dinero, y entonces se hace esclavo. La necesidad del dinero se puede convertir fácilmente en avaricia. El afán de seguridad puede llevarnos a la obsesión de ganar y ganar más, aunque a ello se sacrifiquen muchos valores, como la rectitud, la solidaridad, la justicia, y con frecuencia la misma familia. Algunas veces se da una cosa que es lamentable la venta de la propia conciencia para conseguir más y más.

Y en esos casos no sólo se pierde a Dios, y por tanto lo fundamental, sino que se pierde uno a sí mismo. Se pretendía obtener la máxima seguridad, el egoísmo que era como salvar la propia persona, y en cambio se arruina la propia vida.

Muchas veces la búsqueda del dinero se persigue por tener la seguridad del mañana. Y la previsión es una necesidad del ser humano, dada su fragilidad. Por eso el Señor nos habla de la seguridad, y de los temores. Y nos dice Jesús, por eso, que nos estemos agobiados por la vida pensando en lo que vamos a comer o en lo que vamos a beber. Y también los añade que no nos angustiemos por el mañana. Y todo esto lo motiva con una lección fundamental: que Dios tiene Providencia de sus hijos, y que se preocupa de ellos, que se preocupa de nosotros. Y nos pone el ejemplo de cómo Dios cuida a los pájaros.

Creer en la Providencia es fundamental, y es lo mismo que creer en Dios. Dios nos cuida porque somos sus hijos. Y eso es lo que de verdad nos quita todos los afanes y todos los temores. Saber que estamos en las manos de Dios, como en realidad lo estamos es lo único que nos da seguridad. Y además le añade una afirmación que completa toda esta enseñanza: “¿quién a fuerza de preocuparse puede añadir una hora a su vida?” Descansar en Dios, confiarse a sus brazos y creer en sus designios, que nos guían con seguridad. Como nos dice ese bello salmo: “El Señor es mi pastor, nada me puede faltar. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque Tu estás conmigo”.+



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Agradecemos al P. Adolfo Franco, S.J. por su colaboración.

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Sectas Pseudoespirituales: Espiritismo 3º Parte, Fenómenos espiritistas

Las Sectas
en
Latinoamérica


51º Parte


P. Ignacio Garro, S.J.


Profesor del Seminario Arquidiocesano de Arequipa, ex profesor del Seminario de Trujillo.



5. EXPLICACIÓN DE LOS FENÓMENOS ESPIRISTAS


Hemos descritos en el apartado anterior los principales fenómenos espiritistas. Ahora pasamos a la explicación teórica, hipotética o conjetural de dichos fenómenos 80. Prescindimos de la interpretación materialista que, durante mucho tiempo, negó la existencia de los fenómenos parapsicológicos y los consideró como cosas meramente subjetivas y fantasiosas.

Aparte de Dios, sólo hay tres posibles agentes de los fenómenos espiritistas, dotados de inteligencia, capaces de realizar por sus propias fuerzas esos hechos o fenómenos, o sea, son capaces de ser la causa principal, a saber:

  1. Un espíritu no encarnado (interpretación demoniaca)
  2. Un espíritu encarnado durante algún tiempo (interpretación espiritista)
  3. Un espíritu encarnado todavía (interpretación natural).

5.1. Fenómenos espontáneos y provocados

Al tratar de explicar los fenómenos espiritistas de índole extraordinaria, el menos en apariencia, conviene distinguir entre los fenómenos provocados y los espontáneos. Estos aparecen sin preparación, de manera imprevista; aquellos tras una serie de preparativos y de circunstancias, "provocados" o realizados con una finalidad e intención determinada. Los espontáneos pueden deberse a diferentes factores, también a la intervención divina. En los provocados cabe más el fraude de quienes se atribuyen el poder de evocar los espíritus a su voluntad y capricho para dar mensajes mediantes golpes, mesas voladoras, etc. Precisamente los fenómenos espiritistas son los "provocados".

  • Interpretación demoniaca: El carácter aparentemente extraordinario de no pocos fenómenos espiritistas y la comprobación de que el espiritismo es una secta, una "nueva religión", que aleja a sus adeptos del cristianismo indujeron a algunos autores a poner su origen en la intervención preternatural, pero no de los ángeles ni de los espíritus de los difuntos, sino de los demonios. Estos argumentos suelen ser ineficaces y contraproducentes.

  • Interpretación espiritista: Es la respuesta de los espiritistas. En efecto, atribuyen los fenómenos acaecidos en las sesiones espiritistas a los espíritus de los muertos, que a veces se harían incluso visibles gracias al "periespíritu". En teoría ésta puede ser una de sus causas y explicaciones, pero no puede admitirse como causa única y universal, ni siquiera en casos concretos a no ser que quede descartada cualquiera otra explicación y que, además, se demuestre la intervención de los espíritus, ¿pero, esto como se demuestra?.

  • Interpretación natural: Que atribuye los fenómenos espiritistas fundamentalmente a dos causas:

El Fraude: El fraude está presente desde los inicios mismos del espiritismo moderno. La madre de las hermanas Fox, se asustó cuando oyó ruidos extraños, "raps", en el cuarto donde sus hijas estaban acostadas en una cama de madera. Quiso probar y rogó a "los ruidos" que le dijeran la edad de las hijas, al instante se oyeron 8, 7 y 3 golpes (3 eran los años de otra hija muerta a esa edad). Nueva pregunta: "¿Contesta a mis preguntas algún ser viviente?" Silencio. Cambio decisivo de formulación, que encauza la respuesta en una dirección determinada con una falta evidente de criterio y de objetividad, continúa, "¿Eres acaso algún espíritu?" Si es así da 2 golpes". Al momento se oyeron 2 golpes secos. Y de nuevo la concreción indebida y sin rigor científico: "Si eres un espíritu doliente da 2 golpes". Se oyeron otros 2 golpes". "¿Te causaron daño en esta misma casa?" Respuesta afirmativa. Así, de esta manera y con este método precientífico, llegó a saberse que se trataba de un hombre de 31 años, asesinado en esa misma casa, enterrado en la bodega, era padre de 2 hijos y de 3 hijas, viudo, etc. Así comenzó el espiritismo moderno con las preguntas de la madre y los golpes dados por sus hijas como lo reconocieron públicamente y en repetidas veces, en 1888, tras 40 años de fraude. Incontables son los casos de fraude descubiertos por los investigadores en las sesiones espiritistas.

El fraude está facilitado por el ambiente de la habitación o sala donde se realizan las sesiones espiritistas. Este salón se halla siempre a oscuras o en la semioscuridad; al menos uno de los ángulos de la sala está recubierto con paños funerarios, cuyos extremos se unen por arriba sobre un triángulo suspendido a unos 2,60 metros del suelo. Del triángulo con anillas corredizas, cuelgan otras dos cortinas de tela especial (de franela negra). La mesa ha de ser siempre de madera, nuca de metal ya que el metal impide los golpes "raps", y no puede ser levantada en el aire por los espíritus. Los participantes en las sesiones espiritistas se mantienen alejados siempre del rincón con cortinas, sentados y cogidos por las manos formando una cadena que, según dicen ellos, facilita la "corriente fluídica". Si el "medium" sospecha de alguien que está presente pero no bien dispuesto, es expulsado inmediatamente. Los asistentes suelen ser invitados a cantar y, al canto, se añade el tañido o la pulsación de algún instrumento. Se dan una serie de circunstancias que impiden o al menos dificultan la comprobación de la autenticidad de los experimentos y de los fenómenos espiritistas.

Fenómenos espiritistas debido a una causa natural aunque todavía desconocida: Puede haber, y al parecer hay, algunos fenómenos espiritistas que no son producidos ni por intervención de los demonios, ni por los espíritus, ni por manipulaciones conscientemente fraudulentas del "medium" ni por ninguna otra persona. Se trata de fenómenos naturales que pertenecen al terreno de la parapsicología, de la psicología profunda, del psicoanálisis, etc. El descubrimiento de su causa natural queda todavía en la oscuridad total o al menos en la penumbra de nuestro conocimiento causal.

5.2. El desdoblamiento de la personalidad

Veamos a continuación algunos intentos de explicación natural de los fenómenos espiritistas. El desdoblamiento de la personalidad es una teoría psicológica que manejan algunos psiquiatras, en la línea del Profesor J. M. Charcot, y ponen la explicación de los fenómenos espiritistas en el desdoblamiento de la personalidad, que suele o puede darse en los casos de hipnosis histérica, cuando se esfuma la personalidad ordinaria y deja paso, debido al estado hipnótico del paciente, a una segunda personalidad e incluso a una tercera personalidad diferenciada de la ordinaria. Dado el contexto y escenario de las sesiones espiritistas, se identificarían las posibles y distintas personalidades del "medium" con diferentes espíritus, siendo en realidad, no diversos espíritus que hablan, comunican mensajes o revelan cosas, sino las posibles personalidades latentes en el "medium" y que afloran al exterior en un momento de "trance".

5.3. La Metapsíquica y la Parapsicología

Aunque había interesado desde siempre, al menos en ciertos grupos, la investigación científica y sistemática de los fenómenos misteriosos del hombre, comenzó en 1882 con la llamada "metapsíquica", una teoría que admite la existencia de una facultad psíquica peculiar, al menos en algunas personas, por ejemplo, los "mediums"; la cual capacidad trasciende, está más allá, del psiquismo normal de los individuos. Esta misma disciplina psicológica de la "metapsíquica" fue reformada y perfeccionada con el tiempo y con estudios y experimentos posteriores se le denominó "parapsicología", que a partir de 1934, y desde el año 1953 sus conclusiones son reconocidas, en general, como científicas. La parapsicología admite en el hombre facultades parapsíquicas o paranormales, es decir, modos de adquirir conocimientos al margen de los cinco sentidos, que a veces prescinden incluso de las leyes de la distancia y del tiempo.

También se le ha denominado a la parapsicología como la ciencia que estudia los fenómenos de la psique humana en la dimensión: "percepción extrasensorial", (PES), también llamada "Psi-Kapa". Según la mayoría de los parapsicólogos basta el conocimiento y observación de la psicología profunda de la persona humana para explicar los fenómenos espiritistas. Estos fenómenos serían fruto de esa fuerza incontrolable y escondida del llamado "inconsciente individual” e "inconsciente colectivo", que es un conjunto de contenidos, representaciones, imágenes e impulsos físicos y afectivos que sobrepasan el nivel normal de la conciencia y el subconsciente del individuo. Según los parapsicólogos, la persona humana, del 100% de las fuerzas de su ser sólo es consciente de un 40% o 50%, lo demás son fuerzas, pulsiones, y emociones no debidamente controladas, escapan al nivel consciente y sin embargo, ahí están, vivas y a la vez latentes, deseando expresarse de manera inconsciente.

Es a través del "inconsciente colectivo", de la información genética y de los conocimientos adquiridos no siempre de modo consciente y, en cualquier caso olvidados, donde se almacenan los contenidos de realidades conscientes en generaciones y en tiempos pasados. De esta manera se explicaría las "informaciones" inexplicables si se tiene en cuenta sólo los conocimientos de los participantes en las sesiones espiritistas, considerados aisladamente o como individuos, por ejemplo, cuando hablan lenguas ciertamente desconocidas por los allí presentes. Una explicación similar tendría la llamada "escritura automática", o la práctica de la "ouija", por medio de los sonidos de la mesa o los movimientos del vaso. Se trataría, en suma, de movimientos musculares involuntarios, automáticos, de las manos posadas sobre la mesa (de hecho ocurre este fenómeno en mesas de madera, no en mesas de metal). Esos movimientos obrarían accionados por resortes o impulsos provenientes del "inconsciente individual", o, del "inconsciente colectivo".

El inconsciente aflora fácilmente a la luz de la conciencia durante el sueño, en los procesos de hipnosis, en los estados de trance, en las sesiones ocultistas, y también en las sesiones espiritistas. En estas circunstancias especiales se tiende a asociar esos fenómenos extraños a realidades distintas de nosotros mismos, debido a que el nivel consciente de la persona está como adormecido, por ello uno mismo no se da cuenta que lo que allí está ocurriendo no lo produce una fuerza extraña, o ajena a los allí presentes, sino que ese fenómeno puede ser producido por uno de ellos o por varios de ellos, y así el fenómeno lo explican diciendo que ha sido un espíritu, o el alma de un difunto que ha sido llamado, cuando en realidad lo que ha ocurrido es que el inconsciente individual o colectivo de los allí presentes está actuando. Es verdad que no todas las personas poseen la misma capacidad de activar el inconsciente, y es evidente que el "medium" tiene una facilidad y fuerza muy grande para activar este inconsciente individual y colectivo. Es el "medium" el individuo que está predispuesto y preparado para iniciar el proceso de la sesión espiritista, lo desarrolla y lo culmina, los demás presentes son meros espectadores pasivos y crédulos de lo que allí acontece.

Por supuesto, los espiritistas no quieren saber absolutamente nada de las teorías parapsicológicas que intentarían explicar sus fenómenos espiritistas, dejando al descubierto sus pretensiones animistas y ultraterrenas. Es indudable que si se aceptan las explicaciones de los parapsicólogos los espiritistas se quedan sin sus filosofías y sus creencias tan arraigadas. Para los espiritistas profesionales o para sus adeptos, es mejor negar o ignorar lo que los parapsicólogos dicen sobre los fenómenos espiritistas, que creerles, pues quedarían al descubierto en sus creencias. Entonces, ¿a quién creer, a los espiritistas o a los parapsicólogos? Eso depende de cada uno. Lo que sí es cierto es que los espiritistas han visto mermadas sus creencias ante las explicaciones de la parapsicología, y ciertamente a la luz de esta ciencia es más viable y comprensible entender los fenómenos espiritistas. Creer en los fenómenos espiritistas como fuerzas del más allá, es como conceder demasiado a los misterioso y oculto y negar evidencias de la ciencia parapsicológica.


Referencia

80 Cfr: "Las Sectas. Nuevos movimientos religiosos", Manuel Guerra, Pág 368 y s.s. Edit. EUNSA. Pamplona, 1993.

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Agradecemos al P. Ignacio Garro, S.J. por su colaboración.






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