¿Qué son los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola?




Ejercicios Espirituales:
…despertar a la vida diferente…




I. ¿Qué son los Ejercicios Espirituales?


San Ignacio de Loyola fue precisamente quien vivió y experimentó, como un regalo de Dios, esa experiencia espiritual y luego nos la trasmitió a nosotros, en lo que llamamos Ejercicios Espirituales.


San Ignacio de Loyola, nació en Loyola en 1491. Hasta los treinta años vivió muy centrado en sí mismo buscando el prestigio, el honor y el "quedar bien", el ser importante. Por eso, en este tiempo de su vida, quiso sobresalir en poder y riqueza y trabajó como militar al servicio de señores nobles y de reyes. Pero precisamente defendiendo el honor de esos señores, participó en una guerra y fue herido en Pamplona. Durante una larga convalecencia en su casa de Loyola, tuvo tiempo para leer historias de santos y la Vida de Cristo y así comenzó a comprender que, hasta entonces, su vida no había tenido mucho sentido y que quería ofrecerla a Dios, y ser santo como habían sido otros santos: Santo Domingo, y S. Francisco de Asís, por ejemplo.


El mismo nos describe así la experiencia espiritual que vivió mientras se reponía de su herida:


"...y porque era muy dado a leer libros mundanos y falsos, que suelen llamar de 'caballerías'; al sentirme bien, pedí que me dieran algunos para pasar el tiempo; pero en esa casa no se halló ninguno de los que yo solía leer. Así, me dieron una 'Vita Christi' Vida de Cristo y un libro de la vida de los santos.


Leyéndolos muchas veces, algún tanto me aficionaba a lo que allí estaba escrito; pero dejándolos de leer, algunas veces me detenía a pensar en las cosas que había leído, y otras veces en las cosas del mundo en que antes solía pensar y de muchas vanidades que se me ofrecían...


... Cuando pensaba en aquello del mundo, me deleitaba mucho; pero cuando ya cansado lo dejaba, me encontraba seco, triste y descontento; y cuando pensaba en ir a Jerusalén descalzo y no comer sino hierbas y en hacer todos los demás rigores que veía que habían hecho los santos no solamente me consolaba cuando estaba pensando en esas cosas, sino que aún después de dejarlos quedaba contento y alegre...


... Luego comprendí la diferencia de lo que me pasaba, de los distintos sentimientos y comencé a maravillarme de esta diferencia y a reflexionar sobre la misma, comprendiendo por experiencia que unos pensamientos y sentimientos me dejaban triste y otros alegre y contento y poco a poco llegué a conocer la diversidad de espíritus que me agitaban: uno del demonio, del mal espíritu y otro de Dios". (Autobiografía)


Así, San Ignacio, con su propia experiencia se fue haciendo un maestro de la vida espiritual, por ejemplo, por medio de los Ejercicios Espirituales y que son este camino que comenzamos a hacer nosotros ahora en nuestra vida.


Al comienzo de su conversión, pensó que lo mejor para estar con Jesús era ir a Jerusalén, lugar en que había vivido Jesús y donde había sido crucificado, pero, después, fue descubriendo que Jerusalén era todo el mundo. Jesús vive en todo el mundo y todo el mundo necesita la luz de Jesús.


También al principio, pensó que todo eso lo podía hacer solo. Que no necesitaba de otros compañeros. Pero más tarde vio que convenía para poder realizar su sueño el juntarse con unos amigos, que tenían el mismo ideal de seguir a Jesús, y por eso luego fundó la Compañía de Jesús (Jesuitas).


Pero antes de concretar su proyecto, hizo y recorrió un largo camino, no sólo por muchas ciudades y pueblos (porque viajó por Loyola, Monserrat, Manresa, Jerusalén, Barcelona, Alcalá, Salamanca y luego París, Venecia, Roma...) sino que también vivió un camino espiritual, porque todo este tiempo, tenía los ojos puestos, fijos en Jesús y quería siempre conocerlo mejor, para más amarle y mejor seguirle: "Conocimiento interno de Jesús para que más le ame y le siga".
San Ignacio, en su vida como peregrino y en su búsqueda de lo que podía hacer por Dios, acude a la Virgen María para que lo proteja siempre y para que sea quien lo lleve por buen camino y por eso visita capillas, santuarios en donde se veneraba a María Santísima y esto lo hacía con muchísima devoción.


En esta etapa de su vida como peregrino, San Ignacio vivió durante un año en Manresa (1522-1523) y allí tuvo una experiencia mística del amor de Dios y que está en el origen del libro de los Ejercicios Espirituales.

Durante todos estos años, San Ignacio sintió deseos de santidad, de entrega a los demás, quería ayudar a los más pobres, deseaba hacer mucha oración, y también sufrió tentaciones, desánimos, persecuciones, hambre, enfermedad, dificultades para convertirse de verdad a Dios y para formar el grupo de compañeros...

Y siempre, en todo ese recorrido veía y sentía mucho que Dios le "trataba de la misma manera que trata un maestro de escuela a un niño, es decir, enseñándole" (Aut.27)

San Ignacio iba escribiendo todo lo que vivía. Tomaba notas. Descubría lo que venía de Dios y lo que era tentación de volver a vivir centrado en sí mismo. Más tarde, organizó estas notas de manera pedagógica, en un libro muy pequeño, para que otros las pudiéramos entender y las propuso a otros amigos que querían seguir un camino espiritual como el que había recorrido él. Y este camino, este método, que lo fue preparando durante años, es lo que llamamos: EJERCICIOS ESPIRITUALES.


San Ignacio, para que comprendamos bien lo que son los Ejercicios Espirituales [EE.EE][1], nos presenta un ejemplo: "porque así como el pasear, caminar y correr son ejercicios corporales, de la misma manera todo modo de preparar y disponer el alma... se llaman ejercicios espirituales" (EE.EE). Por eso llamamos Ejercicios Espirituales toda actividad que ayuda a la persona a conocer las propias resistencias, dificultades, "afectos desordenados" (como llama San Ignacio) y que están presentes en nuestra vida: egoísmo, rencor, envidia, deseos de aparentar, comodidad, considerarme mejor que los otros, vivir "auto centrado", es decir pensando sólo en mí y en mis problemas, sin solidarizarme con los otros, viviendo la vida con mucho desorden, sin sentido, sin saber por qué y para qué vivo, ... Y cuando llegamos a conocer bien todas nuestras resistencias, afectos desordenados, que son los que no nos deja vivir en plenitud, podemos "ordenar la vida" y así alcanzar a estar unidos con Dios viviendo como cristianos verdaderos y haciendo la voluntad de Dios.


Esa actividad que realizamos en los EE.EE, puede ser cualquier forma de revisar o examinar la conciencia y nuestra manera de vivir y de comportarnos y también cualquier modo de meditar, de orar vocal o mentalmente, de contemplar nuestra vida desde la vida de Jesús de Nazaret.
Comparar los EE.EE con algún ejercicio físico nos facilita el comprender que como para lo físico hay que prepararse, y tiene que aceptarse el mejor método de hacerlo, también los Ejercicios Espirituales tienen su método, su preparación, su dinámica y su modo propio de entrar en el proceso.



II. ¿Qué busca los EE.EE.?

Este encuentro con Dios busca que la persona descubra las actitudes, las maneras de ser o comportarse que en su vida no le ayudan a relacionarse bien con Dios, consigo mismo, con su familia y la comunidad. Además nos ayuda a conocer las actitudes que proceden del Espíritu del bien, que es el Espíritu de Jesús y contribuyen a "buscar y hallar la voluntad de Dios", es decir, comportarnos como personas maduras en la fe y en la vida.


Los Ejercicios Espirituales son un "camino de libertad" para transformarse, para que seamos de verdad hijos de Dios, hermanos de todos y servidores del Reino, de la Vida.


Los Ejercicios intentan liberarme de todo lo que me ata, lo que no me permite poner en práctica la voluntad de Dios, es decir, lo que Dios quiere que yo sea.


La libertad la trabajamos con perseverancia, con oración, con lectura y reflexión de la Palabra de Dios.


Hacer los Ejercicios Espirituales es comenzar a encontrar a Dios en todas las cosas y en todo:


· No sólo en la Iglesia o en la oración,
· No sólo cuando leemos o escuchamos la Palabra de Dios,
· Sino también cuando conversamos con otros,
· Cuando ayudamos a los demás, cuando nos solidarizamos o luchamos por la justicia,
· Cuando hacemos los oficios de la casa y trabajamos en los sitios de trabajo,
· Cuando estamos solos o descansamos etc.etc.
· Y hacer los Ejercicios Espirituales es comenzar a amar y a usar de todas las cosas, según Dios lo quiere (es decir, según su voluntad).


Los Ejercicios Espirituales son una ayuda para nuestra vida personal:


· "Nadie puede hacer que amanezca"; pero sí puede estar despierto para esperar la hora en que vaya a amanecer,
· Nadie puede obligar a Dios que me diga claramente cuál es su voluntad, lo que El quiere que yo haga en un problema concreto; pero sí puedo estar atento para descubrir lo que Dios me va diciendo en la vida, a través de los sentimientos que vivo en mi corazón,
· Para "vivir una vida diferente",
· Para vivir más desde adentro de mí mismo, desde mi corazón, que es también lo mejor que cada uno de nosotros tiene y posee como regalo de Dios,
· Sabiendo el por qué hago las cosas y para qué las hago,
· Entonces lo que decimos tiene sentido y lo que vivimos (la alegría, el dolor, el fracaso...) tiene su profundidad, su valor, porque Dios puede convertirlo en fuente de gracia.

Los Ejercicios Espirituales nos pueden ayudar a construir la Comunidad:


· Porque nos persuadimos que Jesús nos envía a construir su Reino,
· Porque experimentamos que Dios quiere que nuestro ser cristiano lo vivamos como hijos de Dios y hermanos entre nosotros,
· Porque en la Comunidad nos encontramos con la experiencia de otros hermanos nuestros que también viven el amor de Dios.



III. ¿Quién es el protagonista en los EE.EE?

Los Ejercicios Espirituales son un constante diálogo, una conversa continua con Dios. Somos nosotros quienes hacemos los Ejercicios (la oración, la reflexión, el examen, la conversa con el acompañante...); pero es el Espíritu de Jesús, el actor principal de los Ejercicios:


· Porque es Él quien nos mueve, inspira constantemente y cuestiona nuestra vida.
· Es el Espíritu de Jesús el que nos sugiere que podemos mejorar, cambiar de manera de vivir, de comportarnos, que podemos vivir una vida diferente.
· Y es el Espíritu de Jesús el que nos anima a conocer la voluntad de Dios para nuestras vidas, y cómo podemos vivir lo que Dios quiere, en la práctica cotidiana de nuestra vida.



IV. ¿Cómo debo llegar a los EE.EE?

Para vivir esta experiencia espiritual es bueno que la persona entienda y comprenda:


De qué se trata en esta experiencia de los Ejercicios: que es quitar todas las trancas, obstáculos, dificultades, estorbos para poder conocer y hacer la voluntad de Dios. (Anotación l)
Que se trata de sentir y gustar las cosas que Dios nos dice personalmente y que no es un curso o taller de catequesis o Biblia (Anotación 2)
Y que esa persona esté dispuesta a vivir todo este tiempo con "gran ánimo y liberalidad" que quiere decir generosidad, con mucho ánimo, no decayendo ante las dificultades que se puedan presentar durante la experiencia. (Anotación 5)
Que pueda perseverar, manteniéndose en los compromisos de oración personal durante el retiro
.

Asimismo, nos puede ayudar mucho a vivir esta experiencia espiritual:


Que seamos capaces de ponernos en la presencia de Dios.
Que escuchemos la voz de Dios, escuchemos la Palabra de Dios, en nuestro corazón y en nuestra vida.
Que nos conozcamos más y más como somos, por qué nos comportamos como nos comportamos con los demás y con nosotros mismos (si nos aceptamos, o, más bien, nos tenemos algún rencor, si nos hacemos la vida bastante imposible a nosotros y a los demás etc.)
Que seamos capaces de conocer nuestras "afecciones desordenadas", es decir, lo que no nos ayuda a hacer el bien.
Que seamos capaces de discernir las mociones (movimientos) que vamos sintiendo en la experiencia.
Que pongamos todos los medios para "ordenar nuestra vida".
Que queramos hacer la voluntad de Dios: lo que Dios quiere.
Que nos dispongamos en nuestra vida a seguir a Jesús.



[1]Ejercicios Espirituales lo identificamos así: EE.EE.




Referencia Bibliográfica:




Guías de ayuda para hacer los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola en la vida corriente del P. Ignacio Huarte, S.J.




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